VAYA por delante que no me he caído del caballo, que tengo claro que cada uno va a lo suyo, que básicamente implica que el objetivo de todos es el beneficio propio. Pero a veces la pedrea no anda lejos del bien común. Hace 20 años Euskaltel dio sus primeros pasos aunque no puso en marcha su servicio de telefonía hasta enero de 2008. El sector reconoce que la compañía naranja ha sido clave en el dinamismo de la competencia en Euskadi. Quizá los precios no han sido mucho más bajos que en otros territorios, pero las compañías que han querido competir con Euskaltel han tenido que ser imaginativas en su oferta. De lo que no cabe duda es de que ha generado empleo, consumo, impuestos y desarrollo tecnológico. Es un ejemplo de empresa arraigada, una rara avis hoy en día. La palabra empresa proviene del latín in prehensa, acciones que requieren esfuerzo, trabajo y dificultad y que se simultanean con otras que persiguen los mismos fines. Pongámonos en el peor de los casos, que los nuevos accionistas que entrarán en Euskaltel sean unos inversores patapalo que no buscan más que la rentabilidad inmediata. Kutxabank ha colocado un buen cortafuegos manteniendo al menos el 30,1% del capital y modificando los estatutos para evitar que cualquier decisión de importancia se tome sin su aquiescencia. Además, la obra social de las tres antiguas cajas de ahorros va a cobrar gracias a la operación el primer dividendo de la historia del banco. Blanco y en botella, por lo menos nos ha tocado la pedrea.
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