LA decisión del Ayuntamiento de Bilbao de sancionar con el cierre cautelar de un año a cinco establecimientos de hostelería de las calles Barrenkale y Barrenkale Barrena por considerar que sobrepasan en su actividad matinal los límites establecidos por la categoría de su licencia vuelve a poner de manifiesto la dificultad que entraña conciliar algunos modelos de ocio y la vida cotidiana vecinal dentro de las ciudades.

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