Estamos ante un nuevo e histórico escenario político para 2015. Vasco y estatal. Y pase lo que pase ya todos y todas hemos ganado. Y mucho, diría yo. Más allá de cómo se llamen los nuevos movimientos que han logrado que el estado de las cosas se ponga en duda: Podemos, Partido X, Ganemos, etc. Es lo de menos en tanto en cuanto todos representen a la sociedad civil, recuperando la política y lo político de manos corruptas y modelos pervertidos; a gente despertando y retomando el poder (eso que ahora se llama empoderarse); poniendo en jaque un modo de hacer perfectamente diseñado para servir de forma despiadada a los poderes económicos mundiales y perpetuar ese statu quo que beneficia a unas pocas élites y perjudica a las mayorías. Nuevas siglas que ponen todo en cuestión. Pensamiento crítico y capaz luchando por las instituciones. Por el lugar donde se toman las decisiones. Qué más da quién enarbole la bandera si todo responde a la misma necesidad y al mismo anhelo. Al hartazgo global. A una conciencia mundial y un sentimiento colectivo de que todo esto no va bien. De que lo humano está siendo destruido por lo material; por la codicia y la usura de quienes gobiernan en la sombra. Ahora sabemos que nuestras libertades no son sino migajas de un paripé sibilinamente disfrazado para que parezca tal. Para que sirva a intereses ocultos (cada vez menos ocultos) y a monstruosos poderes fácticos que operan condicionando cada decisión parlamentaria y cada ley. Deseo para 2015 las más altas cotas de participación en unas elecciones en la historia de España. Y que el pueblo decida legítimamente. Feliz año.