EL desalmado y atroz ataque contra la Escuela Pública regentada por el Ejército paquistaní en Peshawar, a la que acudían hijos de militares, que ha causado al menos 141 muertos de los que más de un centenar son niños de entre cinco y dieciséis años, muestra en toda su descarnada crueldad el inconcebible grado de deshumanización a que ha llegado el conflicto ideológico-religioso en Oriente Medio y el suroeste asiático.
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