LA presentación por la Fiscalía General del Estado ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya de una querella contra el president de la Generalitat, Artur Mas; su vicepresidenta, Joana Ortega, y la conseller de Educación, Irene Rigau, acusándoles de presuntos delitos de desobediencia, obstrucción a la justicia, prevaricación administrativa y malversación -que pueden llegar a implicar hasta diez años de inhabilitación- por la celebración de las votaciones en el proceso participativo del 9-N no es sino un despropósito político por cuanto político es el impulso de la decisión de la Fiscalía.
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