En referencia al artículo escrito por Luis Blanco Urgoiti, secretario general de la Asociación Vasca de Empresas Químicas, titulado Las multinacionales no tiene corazón, los sindicatos no tienen cabeza, decir que este se escribe, ¡qué casualidad!, en mitad del proceso de cierre y tres semanas de huelga de la plantilla de Arkema.

El cierre de Arkema se ha producido por decisión unilateral de la dirección de la empresa y el consejo de accionistas, con el propósito de hacer frente a la compra de Bostik, tercer grupo mundial de adhesivos y selladores.

Esta decisión produce ya auténticos dramas. La vida de una persona y de su entorno cambia de un plumazo por una decisión empresarial que aún se vuelve más agria con datos como los 194 millones de dividendos que ha repartido Arkema en los dos últimos años entre sus accionistas y los 393 millones de beneficios.

El objetivo de su artículo, Sr. Blanco, no es otro que el de buscar responsabilizar a los sindicatos de las consecuencias de esas decisiones. Es decir, quienes toman las decisiones (las direcciones de las empresas) no tienen culpa alguna y la responsabilidad es de los sindicatos por defender a sus afiliados. Esta postura, en esta coyuntura de sufrimiento es una mezquindad.

Le voy a explicar lo que hace mi sindicato ante un intento de cierre de empresa. Primero, hay que subrayar que no existe diferencia entre el sindicato y el conjunto de trabajadores; si ELA está en una empresa es porque hemos decidido formar parte de ella. Segundo, todos los delegados de ELA, junto a los trabajadores, el gabinete técnico y el servicio jurídico, analizan las causas de la decisión empresarial. Es decir, trabajamos conjuntamente para defender lo que nos importa, los puestos y las condiciones de trabajo. Decir que ELA prefiere cerrar empresas a que continúen en manos de los y las trabajadoras demuestra una profunda e interesada ignorancia. Son muchas las empresas que actualmente están abiertas gracias al esfuerzo de ELA. Eso sí, los análisis deben de ser rigurosos. Para impulsar un proyecto deben existir condiciones que permitan su viabilidad. Una de ellas es la necesidad de crédito. Un ejemplo del trabajo riguroso y conjunto de trabajadores con ELA, es Arkema. El cierre le supone a la empresa 24,5 millones de euros. Consideramos que con una inversión de 7 millones la viabilidad se garantiza. ¿Qué tiene que decir su patronal ante este hecho? ¿Piensa criticar públicamente la decisión de la dirección de Arkema?

El que no tiene cabeza es usted, Sr. Blanco Urgoiti. Y sus asociados, ¿tienen corazón cuando están en la mesa negociando el cierre de Arkema y el expediente de despido colectivo? Mi sindicato sí tiene cabeza, cuando la empresa se ha visto obligada a retirar un ERE para poner otro. ELA ha hecho muy bien su trabajo. Aunque a su patronal le pese, la mayoría de los y las trabajadoras de Arkema hemos decidido que ELA defienda nuestros intereses, un sindicato que tiene corazón, cabeza y, sobre todo, cerebro.