LAS aguas vuelven a su cauce en el área de Mosul. Tropas kurdas, junto a fuerzas de seguridad iraquíes, han retomado el control de la presa de esa ciudad, tras unas jornadas de intensos bombardeos por parte de la aviación estadounidense. El enclave tiene una gran importancia, tanto desde el punto de vista estratégico, por tratarse de una infraestructura básica para el abastecimiento de agua en el norte del país, como desde la perspectiva de la marcha del conflicto armado, en tanto en cuanto supone un nuevo punto de inflexión en lo que hasta hace poco parecía un cómodo paseo militar de conquista de las fuerzas del Estado Islámico (EI). El avance de las milicias kurdas, las peshmerga, en el norte de Irak, con la aviación de Estados Unidos abriendo camino, sitúa ya como próximo objetivo a la propia ciudad de Mosul, en manos de los yihadistas desde el pasado 10 de junio. Sin embargo, la experiencia en el área no invita al optimismo. Los conflictos armados en Afganistán e Irak, que condicionan la estabilidad política de la zona, ya de por sí convulsa en múltiples frentes, son un incesante quebradero de cabeza para Estados Unidos y sus aliados en estas guerras. La solución por la que se ha optado en la coyuntura actual, la de armar a las fuerzas kurdas para detener a los yihadistas, no deja de ser una réplica, con diferentes actores, eso sí, de lo que ha venido haciendo Washington: armar sucesivamente a unas facciones contra otras y recurrir a la guerra directa cuando los conflictos se han desbocado. Nadie puede asegurar que la actual estrategia de armar a los kurdos no vaya a derivar hacia otro escenario de inestabilidad, ya que el pueblo kurdo está repartido en varios estados y su anhelo de unificación es una constante histórica. Y es que no parece lógico que los kurdos vayan a actuar de punta de lanza, arreglándole a Estados Unidos el patio iraquí, para no recibir luego ninguna satisfacción en sus reivindicaciones políticas como nación hoy sin estado. Si se tiene en cuenta que algunos aliados de Washington, como por ejemplo Turquía, no han mostrado nunca una disposición mínima a afrontar la cuestión kurda por vías políticas, el pan para hoy de Irak puede ser el nuevo foco de hambre internacional de mañana. El área necesita de una solución global, y hasta el momento no se dan más que parcheos.