Más que de Primo de Rivera
Leo con estupor en La Razón que Artur Mas vaticina un otoño conflictivo con declaraciones, refiriéndose a noviembre y sobre un evento al que ha sido invitado, del tipo “si no estoy en la cárcel o en el exilio”. Como vasca me molesta sobremanera esta declaración, puesto que en Euskadi un lema muy ancestral y difundido es “nire amaren etxea defendituko dut”, que viene a traducirse como “defenderé la casa de mi Madre”. En Euskal Herria Ama es la Madre Tierra, la patria de todos los vascos, y por ello no puedo sino lamentarme por esta frase. O sea, ¿que tiene pensado exiliarse y dejar a todos los catalanes en riesgo marcial tras ponerles de cara a la pared con el tema de la consulta soberanista? No tengo casa en estos momentos, pero cuando la he tenido jamás me he ido de ella “sin lo mío”. Y “lo mío” es eso que he pedido por ella cuando la he querido vender. Nunca he bajado un céntimo del precio que de antemano estipulé. Si el precio que estipula Mas por su pataleta consultiva es el exilio, mal vamos. ¿Cómo se permite el lujo de movilizar a la sociedad catalana anticipando su propio exilio? ¡Qué sencillo dejar desnudos a los ciudadanos que no tienen para billetes y alojamiento en el extranjero! ¡Qué fácil comprometer la paz del mundo obrero con dinero en el bolso y pensión completa fuera de Cataluña! La Historia no se construye en dos días y no tiene por qué repetirse, aunque algunos lo deseen. Reproducir la época de Primo de Ribera es relativamente sencillo, pero creo que estas declaraciones de Mas, de ser verdaderas, son suficientes para que los catalanes mediten el asunto de la consulta sobre la independencia tal y como está planteado. Somos muchos los españoles que aún no hemos votado la Constitución por las que se rige el País y un día tendrán que permitirnos opinar sobre ella y sobre las posibles reformas en torno a referéndums y otras lides. Y entonces será el momento de hablar... de todo, también de las competencias catalanas.