La declaración de Marco Antonio Tejeiro, contable del Instituto Nóos y hermano de la mujer de Diego Torres, el socio de Iñaki Urdangarin en dicha entidad, podría provocar un vuelco en el recorrido judicial del caso. Aunque su acuerdo con el fiscal Horrach conlleve un retraso al procedimiento, también señala, aunque no la cite en su declaración, a Cristina de Borbón y a la Casa Real, especialmente a quien fuese secretario de las infantas y hombre de la máxima confianza de Juan Carlos I, Carlos García Revenga. La admisión por Tejeiro de los delitos que se le imputan y su confesión de que el entramado de empresas relacionadas con Nóos y la sociedad Aizoon -propiedad esta al 50% de Urdangarin y su esposa Cristina de Borbón, hermana del rey- tenía como única finalidad desviar en favor de Urdangarin y Diego Torres los fondos de procedencia pública percibidos por Nóos de forma ilícita (5,9 millones de los gobiernos de la Comunidad Valenciana y Baleares), apunta a la intervención de García Revenga, al mismo tiempo a sueldo de la Casa Real, tesorero de Nóos y apoderado de Urdangarin en Aizoon, quien habría apelado a que él cumplía órdenes cuando se barajó su dimisión tras ser inicialmente imputado. En todo caso, la versión de Tejeiro estaría avalada por la lógica, ya que la participación de García Revenga, su contribución a que Nóos obtuviera contratos de determinadas instituciones públicas (también de entidades privadas), habría ido dirigida a financiar al matrimonio Urdangarin-Borbón, posiblemente en el marco de esa cierta sensación de impunidad que ha rodeado durante décadas a Juan Carlos I y su familia. Y no es preciso recordar que todo el entramado empezaría a descubrirse únicamente en una segunda derivada casual de las investigaciones del caso Palma Arena. Ahora también llama la atención, especialmente al tratarse de un acuerdo entre Tejeiro y el fiscal Horrach, quien se ha mostrado de modo reiterado contrario a la imputación de la infanta, que la declaración no afecte a Cristina de Borbón por cuanto su defensa se basa en el supuesto absoluto desconocimiento de las actividades de su marido (con o sin García Revenga por medio), quien junto a Diego Torres sería, según el contable arrepentido, el responsable último de las decisiones tomadas en el seno de Nóos.