DESDE hace varias semanas, y ante el absoluto inmovilismo del Gobierno español pese al nuevo tiempo que vive Euskadi tras la declaración de cese de la violencia por parte de ETA, la izquierda abertzale y el entorno de la organización armada -en especial, los presos- han protagonizado innumerables escenificaciones y declaraciones de distinta índole pero que forman parte de la misma hoja de ruta. El objetivo de tanta exhibición pública sería, por una parte, dar visibilidad a la situación del proceso ante la evidencia de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy no va a mover un solo músculo y, por otra, presionar para que la sociedad se sume a sus demandas, haciendo ver que las muestras de su presunto cambio de actitud facilitadoras de la "resolución del conflicto" tienen por única respuesta la cerrazón del Estado. Pero la política de escenificaciones no deja de ser una estrategia cercana al marketing sin mayor contenido real y, además, no es exclusiva del entorno de la izquierda aber-tzale. Ayer coincidieron en el tiempo varias muestras de ello. Por una parte, tal y como se había anunciado, un grupo de exiliados se dieron cita en Altsasu para dejar patente su intención no ya de regresar a Euskadi -muchos de los que se reunieron hacen vida normal hace tiempo- sino de "dar protección y ayuda" a todos aquellos que quieran hacer el mismo camino. Su expresión de que buscan que "hasta el último" de ellos "vuelva a casa" es idéntica -al igual que la escenografía utilizada- a la que utilizaron los expresos que se juntaron en Durango hace unas semanas, así como su determinación de "aportar" al proceso. Ninguna novedad, por tanto, en su comparecencia, diseñada en exclusiva para su propio mundo. Lo propio puede decirse de la intervención de miembros del Colectivo de Víctimas Covite, que escenificaron a las puertas del mismo acto su exigencia de que todos los que han participado en actividades violentas condenen el terrorismo y colaboren con la justicia para aclarar los crímenes impunes. A todo este cúmulo de gestos se unió la denominada iniciativa KonpONbidea, que reclama el cumplimiento de los derechos de los presos, mientras el ministro del Interior escenificaba también su rechazo a las solicitudes de acercamiento de los reclusos. Demasiada escenificación, demasiada falta de contenidos reales en un momento en el que la sociedad solo reclama hechos.
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