Ala espera de una temida segunda vuelta de tuerca en forma de nueva reforma laboral, en los últimos días les ha tocado de lleno la tijera del PP a las pensiones. Los números hablan por sí solos, por encima de demagogias e ideas fuerza que machacan a la opinión pública colectiva buscando generar el caldo de cultivo para seguir dando pasos en el desmantelamiento programado del estado del bienestar en beneficio de intereses espurios. La primera estrategia siempre es generar división y enfrentamiento entre distintos colectivos sociales con falsas etiquetas y así ahora parece que son los jubilados/as quienes viven en la abundancia y quienes en las familias tienen una mayor capacidad de ingresos, cuando los datos demuestran que eso se debe, en todo caso, a que el resto de sus miembros están en el paro, ya que en su mayoría cuentan con unas pensiones que apenas alcanzan los 1.000 euros que les permiten sobrevivir, más que vivir. La segunda fase consiste en acatar una indicación dada por los grandes poderes neoconservadores que consiste en separar la actualización de salarios y pensiones del incremento del coste de la vida, lo que en la práctica (sin olvidar recortes y congelaciones), se traduce en un retroceso en la capacidad adquisitiva muy por encima de las cifras que presenta. Así, una subida del 0,25% en las prestaciones como la que se anuncia para las pensiones se traducirá en retrocesos reales de entre un 15% y un 25%, según denuncian los sindicatos. Y finalmente, se trata de volver a ligar distintas prestaciones (en su día la sanidad y ahora las pensiones) más al ámbito de lo generado por las contribuciones a la Seguridad Social a través del mundo laboral que a considerarlos un derecho social para todos y todas. Esto último está enfocado claramente a dirigir a la población hacia el campo de los aseguramientos privados como sistema para complementar estos ingresos mínimos. A la larga se busca una sociedad dividida en bloques: aquellos que justamente sobrevivirán mediante escuálidas prestaciones del Estado; aquellos que podrán vivir gracias a que la complementan con seguros privados y quienes una vez más harán negocio de la crisis que han generado y vivirán varios peldaños más arriba de este tsunami económico y social que arrasa lo construido en décadas de conquistas sociales.