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Cachondeo institucionalizado

TODOS sabíamos del cachondeo español y olé, ese de hoy para ti, mañana para mí y pasado también para mí. El porqué o el cómo no importa. Esta piel de toro es una película de cachondeo, como aquella de Pedro Lazaga titulada Los tramposos, en la que dos golfos madrileños viven del timo en todas sus variantes, desde el de la estampita al toco mocho, pasando por el del nazareno, los billetes negros o el de los trileros. El señor Botín ha fichado a Rodrigo Rato para que aporte ideas y sugerencias al Banco Santander. El currículo de Rodrigo es de aúpa: imputado por apropiación indebida, administración desleal, estafa, falsedad contable y no sé cuántos delitos más. El expresidente de Bankia vuelve a lo suyo, le ponen el queso al ratón en la misma boquita y entre pitos y flautas ingresará medio millón de euros al año, así que habrá botín para rato. Por otra parte, las imágenes que sobre Bárcenas se expandieron al mundo desde las interioridades de la cárcel de Soto del Real tienen su miga. Algunos del entramado de la trena se han saltado por la cara, o por otras cosas algo más oscuras, aquello de la intimidad de las personas, los derechos de los presos y? ¡no pasa nada! Es que "la Justicia es un cachondeo", como dijo Pedro Pacheco siendo alcalde de Jerez, hace ya unos años, por el affaire de las casas ilegales y Bertín Osborne. Cuando Pacheco pronunció la frasecita ni se imaginaría que la misma quedaría como eslogan lapidario, como sentencia popular para la historia. ¿Qué pensarán jueces y fiscales de cuanto ocurre en la España que preside Mariano Raxoi? ¿Es o no es un auténtico cachondeo esto de la Justicia? ¿No hay manera de cortar todo esto? ¿Tiene excusas esta situación? Mientras tanto, más de 6,2 millones de parados y 12 millones de pobres malviven en el Estado español merced al saqueo y descontrol de un sistema que hace aguas por los cuatro costados. ¡Raxoi, qué xoder!