LA ausencia de respuesta del Gobierno del Estado a las democráticas pretensiones de la sociedad catalana, reflejadas en última instancia en la multitudinaria reclamación de la Diada, o peor, las solas palabras sueltas y no razonadas ni razonables al respecto de la vicepresidenta del Ejecutivo Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría; constatan una vez más la absoluta obstinación de la derecha política española en ignorar no ya las aspiraciones catalanas -o vascas- sino hasta la plurinacionalidad del Estado resultante de la transición. Aunque sin oposición y en ocasiones con el apoyo del socialismo estatal, que llegó a pedir y protagonizar el famoso "cepillado" del Estatut aprobado por el Parlament, la política del PP respecto de Catalunya ha sido una sucesión de iniciativas teñidas del acendrado nacionalismo español que le sirve como sujeción ideológica y, no conviene olvidarlo, le otorga en el Estado los votos de un sector sociológico que se sitúa extramuros de la democracia pero que es apoyo para acceder al poder en momentos de debilidad de la izquierda. Fue el PP de Rajoy y sus terminales mediáticas quienes presionaron al PSOE de Zapatero hasta que este decidió incumplir la promesa de respetar lo aprobado por el legislativo catalán en cuanto a la reforma del Estatut. Fue el PP de Rajoy quien presentó ante el Tribunal Constitucional el recurso contra el nuevo texto estatutario para que el alto tribunal, reflejo del bipartidismo, cercenara no ya el proyecto del Parlament sino incluso el Estatut aprobado por las Cortes y refrendado, como bien menor, por los catalanes en referéndum. Fue el PP de Rajoy el que forzó el nombramiento para la presidencia del TC, que debe resolver sobre los recursos de la Generalitat, a Francisco Pérez de los Cobos pese a su discurso nítidamente anticatalanista, que ha llevado a su recusación por el Govern. Ha sido y es el PP de Rajoy el que reiteradamente ha obviado o rechazado las pretensiones catalanas de acordar una nueva financiación, desdeñando los problemas socioeconómicos que afectan a Catalunya y a los catalanes. Y es el PP de Rajoy el que ni ha contestado aún al planteamiento expuesto por Artur Mas hace semanas para tratar de llegar a un punto en común que posibilitara responder al muy mayoritario deseo de realizar una consulta en la sociedad catalana. Es el nacionalismo español, el PP de actitud prepotente e incomprensión ante los hechos nacionales ajenos, en definitiva, quien en dos años ha elevado del 25% al 52% el apoyo al independentismo en Catalunya.