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Restaurar la economía nacional

LA retirada de los presupuestos del Gobierno vasco, ahora que tenemos una representación real en el Parlamento Vasco, nos muestra, al menos, una fotografía del estado de nuestra política. La democracia no es solo decidir, sino tener, también, la libertad de juzgar lo que se decide y optar en consecuencia. Ante esta situación, nosotros tenemos la libertad (y el deber) de emitir nuestro juicio sobre estos hechos.

La retirada de presupuestos es una muestra más de las graves dificultades para articular consensos políticos en nuestro pueblo, incluso cuando se refieren a la adopción de medidas de choque ante la grave situación económica y social que vivimos. A pesar de la emergencia nacional, el deterioro de la actividad económica y el declive social que vivimos, algunos partidos políticos prefieren blandir sus propios intereses que cooperar para sacar el país del trance en que se encuentra.

Esta es nuestra situación real, debemos aceptarlo. Son las estrategias de la tensión y el enfrentamiento las que predominan, a pesar de que todos hablan de un "acuerdo". Cada día, el PSE da muestras claras del erratismo político en el que ha caído. En brazos de Bildu en Gipuzkoa, a la vez que sigue convocando a una moción de censura contra Garitano. Implacable, sin embargo, ante todas y cada una de las iniciativas del lehendakari Urkullu, ante las que muestra una fijación digna de mejor causa. Ante el trámite presupuestario, los socialistas han jugado todas sus bazas al rechazo a la integridad de las cuentas vascas, EH Bildu, por su parte, ha querido distanciarse del PNV desde la misma sesión de investidura en la que su portavoz, Laura Mintegi, se presentó frente a Iñigo Urkullu, demandando que se debía elegir "entre dos modelos de gobierno para liderar este país durante los próximos años".

Pero el modelo de la izquierda abertzale no puede llevarse a cabo sin un conflicto frentista que el actual Gobierno vasco rechaza. Urkullu simboliza el blanco perfecto para la fijación de López y el modelo de Mintegi, que han levantado la falsa acusación de que es la derecha la que está en el gobierno, parapeto que creen perfecto para eludir responsabilidades. Esta es la verdadera mayoría parlamentaria, la que está empeñada en la práctica de una confrontación sin alternativa para el momento presente.

¿Qué opciones caben ante este despliegue de estrategias de la confrontación?

Primero, parece necesario reconocer la realidad y la precariedad de la mayoría nacionalista en el Parlamento Vasco. El pueblo vasco debe de tener claro que la responsabilidad del lehendakari está condicionada por la existencia de una mayoría que, simplemente, tiene otras prioridades que la solución de las urgencias económicas y sociales de los hogares y empresas.

Segundo, el lehendakari Urkullu tendría que poner un esfuerzo especial en definir su política ante la sociedad vasca. Debería dejar claro que la cuestión de los presupuestos, con toda su importancia, no es la principal, ya que los gobiernos e instituciones están condicionados por una situación de hecho que es la causada por la crisis.

Por tanto, debería instar y liderar un amplio despliegue social, llamando a la sociedad organizada, a los emprendedores, a los agentes sociales a un gran esfuerzo colectivo, a hacer valer nuestra tradicional capacidad de emprender, a recuperar el espíritu de cooperación social, que no dejará de empujar la colaboración entre lo institucional y lo privado y entre las diversas instituciones que hoy se resisten, para facilitarnos la salida de la crisis.

En un marco de crisis global, nos encontramos en un momento de emergencia nacional. Urge la aplicación de soluciones nacionales a los problemas de dimensión global, que nos afectan de manera muy concreta, a las personas, a las familias y a las empresas. Urge resistir, para después reconstruir la economía dañada. Esta reconstrucción nacional solo puede fundamentarse en la consecución gradual de acuerdos que impliquen a todo el país, para restaurar la nación desde la misma base económica y política. Entre tanto, el pueblo vasco podrá juzgar quien o quienes están a favor o quienes impiden este acuerdo. Y podrá, por tanto, obrar en consecuencia.