hay a quienes la política vasca les resulta totalmente aburrida, al menos si hablamos de la vertiente institucional. Eso no tendría mayor relevancia si no fuera por el hecho de que los aburridos pertenecen a una fuerza política con importante presencia institucional en nuestro país. Por eso a veces se desmarcan de esas políticas institucionales y salen a la calle para que todo el mundo recuerde, al igual que el inefable Umbral, que están ahí solamente para hablar de su libro. ¿He dicho todo el mundo? Quizá haya exagerado. El recordatorio va dirigido a su propia clientela y responde a la necesidad de reafirmarse ante una base social que se pregunta si ha merecido la pena emprender el camino institucional para comprobar que lo que se creía era el MLNV, no es sino una simple fuerza política más del amplio catálogo existente en el sistema.

Para ello, han elegido tratar de trasladar el escenario político a un puente de Ondarroa para que el debate político se centre en hablar de su libro. Pues bien, hablemos del libro. Para los menos avisados, resulta extrañamente curioso en primer lugar que, teniendo en cuenta que Urtza Alkorta fue detenida por orden judicial para cumplir una sentencia de la Audiencia Nacional que la condenaba por colaboración por ETA tras ser detenida por la Ertzaintza en enero de 2010, durante estos últimos días no se haya oído un solo reproche por parte de los dirigentes de la izquierda abertzale hacia los jueces que dictaron la sentencia y que han ordenaron la ejecución de la misma mediante su detención e ingreso en prisión. Puestos a sorprendernos, ni siquiera han emitido el más mínimo reproche hacia los socialistas vascos, con quienes viven ahora una curiosa luna de miel política y presupuestaria, pero que eran quienes dirigían la Ertzaintza en el momento en que Urtza fue detenida. Está claro que su diana es otra y que Urtza Alkorta, como tanta gente antes, es el instrumento utilizado por la IA para arremeter contra el PNV.

Resulta todavía más chocante que sean precisamente quienes denuncian al PNV acusándole de dirigir la Ertzaintza con criterios políticos, los que le exijan con vehemencia que utilice criterios políticos para saltarse a la torera las órdenes que como policía judicial ha recibido aquélla. Como si estuviera en mano de los poderes políticos decidir qué sentencias judiciales se cumplen y cuáles se desobedecen. Y ya que tocamos el tema de la desobediencia, lo que ya resulta sorprendente hasta la carcajada es que quienes en los últimos tiempos han hecho bandera -lo digo sin sorna- de la obediencia a las sentencias judiciales españolas, exijan a los demás una insumisión que ellos, ni en sueños, están dispuestos a ejercer.

Ya lo saben, cuando los demás, colocan la rojigualda, son unos españolazos. Cuando los demás cumplen con una sentencia judicial son unos cipayos y defienden los intereses de los enemigos de Euskal Herria, cuando se ajustan a los objetivos del déficit, responden a los intereses de la derecha. Cuando la izquierda aber-tzale iza la bandera española, cuando obedece con la cabeza gacha las sentencias de los tribunales españoles y cuando acata los criterios de Bruselas lo hace para la liberación de Euskal Herria, por arte de magia. Los vascos y vascas, desempleados, autónomos, trabajadores con el empleo pendiendo de un hilo, defendemos nuestro futuro en otro puente diferente. El próximo martes, en la cita con el lehendakari, tienen la oportunidad de retratarse en ese puente. Pero no esperen gran cosa, ese no es su libro.