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35 aniversario de DEIA

Con motivo del 35 aniversario de la salida de DEIA, veo y leo la reseña del domingo del día 25 con mucha pena. Pena, porque veo a mucha gente interesante de hoy en día, pero a pocos de los protagonistas de aquella epopeya. Pena, porque en el 35 aniversario del primer número de DEIA, por desconocimiento o lo que sea, falta una parte importante de la historia de DEIA. No se narra cómo fue su salida a la calle, no se cuenta cómo mucha gente patriota, sencilla y con una tremenda ilusión fue la verdadera artífice de la salida del periódico. Hombres y mujeres que patearon casa por casa para recaudar dinero. Algunos les cerraron las puertas, pero otros daban mil pesetas, otros cinco mil. Cada uno lo que podía, a pesar de ser tiempos de mayores penurias y riesgo.

El trabajo fue ímprobo, pero poco a poco consiguieron recaudar lo justo para empezar a andar. Recuerdo a gente que, después de su jornada laboral, echaba una mano en DEIA para que el periódico pudiera salir, sin cobrar un duro, solo por la satisfacción de estar contribuyendo a nuestro proyecto, un proyecto de construcción de país.

Recuerdo los dolores de cabeza de Sabin Zubiri, José Mari Gorordo, Luis Mari Retolaza, Michel Unzueta, Xabier Arzalluz, Eli Galdos. y otros muchos más. ¡Qué poco se dice y se recuerda a todos aquellos!

Somos realmente injustos con esas personas que, desde su discreción y anonimato, hicieron realmente posible que este proyecto saliera adelante. No hubiera estado de más publicar la lista de aquellos primeros accionistas. Ya sé que son muchas, pero no hubiera costado nada ese sencillo homenaje. Seguramente habrá alguna razón, siempre hay alguna razón, pero es una pena. Eskerrik asko a todos, aquellos/as recaudadores, a los grandes y pequeños accionistas, a los trabajadores y a todos los que contribuyeron a hacer posible que hoy todavía sigamos pudiendo leer DEIA.