La vida está jalonada de encuentros y despedidas. Encuentros familiares, amistosos, laborales y políticos. El 20 de noviembre recordamos una alegre despedida esperada durante mucho tiempo, la muerte de Francisco Franco, el dictador, y coincide que celebramos un gran encuentro en el Parlamento Vasco donde todas las fuerzas políticas, por primera vez, van encontrarse sin ETA en el escenario político. Un nuevo tiempo se abre para este pueblo. Este encuentro logrado por la sociedad vasca a través de su voto en las elecciones autonómicas.

Hablamos de encuentros y somos conscientes que los hay afortunados y desagradables, esperados y malogrados; pero el tiempo político que nos toca vivir obliga a los representantes políticos, esas personas que conforman el arco parlamentario vasco sepan estar a la altura de los tiempos y la calidad de su trabajo traiga consigo tiempos nuevos y llenos de bienestar para la ciudadanía, de manera que este encuentro que se ha dado haya servido para algo.

Hablamos de despedidas y somos conscientes que las hay tristes y angustiosas, que marcan huella y dejan grato recuerdo. Esperemos que los artífices de la política vasca en este nuevo tiempo sepan dejar huella, marcar estilo; que todas sus acciones políticas sean recordadas, llegado el momento del cierre de la X legislatura y podamos decir alto y claro: que han liderado el país, lo han sacado de la crisis económica, han trabajado y marcado itinerarios de paz y convivencia y han avanzado en la consecución del derecho a decidir que este pueblo demanda.

Euskadi país entrañable, que celebra sus mayores encuentros y despedidas en torno a una mesa repleta de viandas y platos suculentos, recoge el testigo de la costumbre de este pueblo y transportarlo a la gran mesa política para que sus representantes no se levanten de ella hasta alcanzar acuerdos y consensos, que proporcionen a este Pueblo Vasco lo que se merece.