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Desahucios

El artículo publicado hace unas semana sobre la familia desahuciada de Santutxu nos ha llegado al alma. Esas fotografía de un Luis desolado, ese coraje de Francisca, esa "vergüenza a ir a comedores sociales" y preferir comer de bocadillos, ese "estar en lista de espera para poder dormir en el albergue de Mazarredo" y vivir en ese almacén vergonzoso, ese "negarse a estafar a los servicios sociales con un divorcio de conveniencia" como hacen otros,… Todo el artículo es una denuncia soterrada del mal aprovechamiento de los dineros colectivos destinados a ayudas sociales, todo el reportaje es sangrante, pero lo que más nos ha impactado es que el hijo, buen estudiante, no ha podido matricularse en FP porque no tienen dinero para coger el bonobús para ir cada día de Santutxu a Elorrieta. ¡Por unos cientos de euros al año se queda sin estudios un ciudadano vasco en el siglo XXI!

Nos han enseñado en sus reportajes que el desahucio es la punta del iceberg de la crisis, que años antes de llegar a eso hay mucha miseria en las familias, mucho recortar en cosas imprescindibles para el futuro de los hijos (alimentación, estudios, idiomas…). No se nos quitará fácilmente de la cabeza la cara de Luis, ese padre destrozado, pero nos parece más importante para el futuro de esa familia, para el futuro de Euskadi, abordar con urgencia el problema de Jonatan, de los miles de jóvenes que hay en nuestro país sin completar su formación porque no tienen una pequeña cantidad para el autobús o para la matrícula.

Asumiendo que esta crisis es temporal, durará 3-6 años más, debemos aceptar que, si no reaccionamos, esta terrible década se llevará por delante el proyecto de futuro de decenas de miles de chavales vascos. Nuestra sociedad no lo puede aceptar, tenemos que reaccionar ahora. Hay que ayudar hoy a Jonatan, mañana puede ser tarde. No nos olvidemos de solucionar el problema de los que viven en nuestro pueblo, en nuestra calle, en nuestro portal. Y como a pesar de limitar al máximo el campo de acción tampoco tendremos para arreglar todas las miserias que nos rodean, centrémonos en los problemas de nuestros niños, de nuestros jóvenes. Son ellos la garantía de futuro para Euskadi, son solo unas decenas de miles y esa cantidad si es abordable. No tenemos excusa.