Los sondeos y prosprecciones sociológicas marcan tendencias sociales y plasman una fotografía más o menos fija y más o menos nítida de los comportamientos, opiniones y anhelos de la ciudadanía. En este sentido, la encuesta electoral elaborada por Gizaker de cara al 21-O, y que entre hoy y mañana publica DEIA, dibuja un escenario nuevo en el panorama político-institucional vasco y vislumbra un horizonte apasionante no exento de grandes retos y evidentes riesgos. En primer lugar, cabe destacar que, según los datos del sondeo, el futuro Parlamento Vasco quedaría conformado únicamente por cuatro fuerzas políticas, representativas de la pluralidad vasca pero del que quedarían fuera los partidos pequeños. El regreso a la Cámara de la izquierda abertzale coloca a EH Bildu como la segunda opción en la intención de voto, por detrás del PNV -que volvería a ganar las elecciones- pero a escasa distancia. Asimismo, tanto el PP como, sobre todo, el PSE sufren un importante desgaste tras su pacto que dio paso a una legislatura nefasta. La lectura de este dato es clara: los ciudadanos quieren pasar página cuanto antes a estos tres años y medio. Con esta configuración parlamentaria, el futuro es incierto. En principio, caben dos grandes opciones: que el PNV, como partido mayoritario, pudiera formar gobierno en solitario o tras algún tipo de acuerdo o -como ya ocurrió tras las últimas elecciones- que un pacto entre dos fuerzas pudiera arrebatarle la Lehendakaritza. En esta ocasión, y con los datos en la mano, podría darse una entente entre EH Bildu y el PSE que, aunque en un principio pudiera parecer impensable, tampoco puede descartarse del todo, dado que ambos tienen intereses comunes como una nueva fiscalidad, incluida la merma en la capacidad recaudatoria de las Haciendas forales, o la ruptura del actual modelo institucional foral. Entente que puede trasladarse tanto al gobierno como a la oposición, para frenar o dirigir la acción ejecutiva. La encuesta deja claro también quién considera la ciudadanía que respondería mejor a los retos que se avecinan, en especial la salida de la crisis, y quién cree que es mejor gestor, está más y mejor preparado y es más fiable. Trasladar este estado de opinión y la necesidad de un gobierno fuerte para afrontar este tiempo de crisis es el reto tanto de los partidos que optan al gobierno como obligación de los ciudadanos de trasladarlo de forma clara a las urnas.