"Terrible lugar es este, ciertamente es la escuela de dios y la puerta de los infiernos", dice el Patronato del Toro de la Vega.
Tordesillas, monumental, natural y con esencia fúnebre. Su historia es cruel, pueblo anclado en el pasado. Lugar privilegiado para la tortura, sus fuentes emanan sangre de inocentes, vergüenza de España y de Europa, el mundo entero se asombra de su fiesta macabra cada septiembre.
El sol, los campos y el Duero son testigos de su fiesta sangrienta, donde se lancea sin compasión a un toro agonizante.
Pueblo de tradición bárbara, de gentes insensibles y cobardes, momias del Medievo, soldados malheridos, espíritus malignos, gentes con corazón de hierro.
Pero Tordesillas ya no puede ocultar su crimen por más tiempo, el mundo entero se ha hecho eco de su hazaña mortal, aparecerá en la historia como la villa protagonista de la inhumanidad y la incultura.
Los tordesillanos jamás conciliarán el sueño, porque eternamente volverán los espíritus de todos los toros que asesinaron y sus hijos y sus nietos sufrirán vergüenza de sus antepasados, conocerán estupefactos por qué en su pueblo se hondea una bandera negra y desde el pueblo a la Vega, la silueta de un toro llora mientras miles de amapolas salen de su cuerpo y se oyen voces enloquecidas de gentío, que gozan con su tormento, mientras el filo plateado de las lanzas atraviesan su vida. Sentirán tanta vergüenza que desearán no haber nacido en un pueblo tan demente.
El dolor de Volante y todos sus hermanos, que murieron sin tregua, en esta sucia guerra, volverá para hacer justicia y golpeará con fuerza a las conciencias de las gentes que acabarán con esta pesadilla.
Tordesillas dejará de ser, un día no muy lejano, el exponente del maltrato y dará paso al respeto a todos los seres del reino animal, las lanzas se convertirán en caricias y veremos al toro en su dehesa, perdonando a su verdugo, porque siempre ha sido el símbolo de la nobleza.
Volante no morirá jamás, porque le albergaremos en nuestros corazones, cómo no morirá un pueblo hermoso si deja de matar en honor a las estúpidas tradiciones, y Tordesillas dejará de ser aquel lugar Neanderthal, donde su fiesta ancestral se viste de muerte.