TRAS el rescate del sistema financiero, resulta cada vez más evidente que el Estado español va a ser intervenido en breve y así lo confirman las continuas informaciones que nos llegan desde fuentes internacionales. Las consecuencias que la futura intervención puede tener en la soberanía de nuestro pueblo y en los derechos de las y los ciudadanos pueden ser además de directas, muy perjudiciales e irreversibles; los derechos que nos corresponden como pueblo así como nuestra ya maltrecha soberanía pueden estar en grave peligro.

El futuro de Hego Euskal Herria y de su ciudadanía está en peligro. A pesar de que los representantes del Gobierno de Madrid salen raudos y veloces a desmentir cualquier información relacionada con la intervención del Estado, resulta paradigmático que cualquier desmentido de Rajoy de sus compañeros de partido y de gobierno es desdicho por la realidad a los pocos días. Y es que nadie da 100.000 millones de euros a cambio de nada. Pero también es cierto que la Europa neoliberal tiene desde hace tiempo intervenido de facto al Estado español y, a consecuencia de ello, y mediante las diferentes reformas llevadas a cabo a la medida del capital, han dejado en la cuerda floja los derechos sociales y laborales de la ciudadanía vasca y han debilitado la poca soberanía que nos queda.

Es necesario recordar que la intervención que nos vienen anunciando solo servirá para rescatar a la economía especulativa que nos ha llevado a esta crisis, para reestructurarla con dinero público y privatizar luego los beneficios. Es decir, el Estado asumirá la deuda mediante el déficit público, con las consecuencias que ello tendrá en la ciudadanía. Y para poder devolver esa deuda, seguirán recortando con más voracidad que nunca los derechos sociales y laborales de las y los ciudadanos; y situarán el sistema público al borde de la desaparición, colocando una gran alfombra roja a la privatización. Y por si todo esto no fuera suficiente, pondrán en manos de los mercados neoliberales nuestra capacidad de decisión, y por ello el riesgo de que nuestras instituciones se conviertan en meros administradores es cada vez mayor.

A fin de cuentas, nos encontramos ante un fracaso evidente del sistema y de los que lo sustentan y protegen, el PP, el PSOE (PSN y PSE) y el PNV. Son estos los responsables de que el futuro económico y social de Hego Euskal Herria esté en la cuerda floja. Son estos los que han preferido proteger y fomentar los objetivos de la economía especulativa que nos ha llevado a esta crisis económica y social, en vez de proteger a las personas, que deber ser la base de las políticas fundamentadas en la justicia y en la solidaridad.

El rescate supone que la deuda creada por la falta de vergüenza y la codicia de las grandes empresas del Estado español (las 28 empresas que conforman el Ibex acumulan una deuda de 1.300.000 millones de euros aproximadamente) y por las grandes fortunas se convierta en pública, es decir, de toda la ciudadanía, como reconoció el ministro español De Guindos. El sector público será el que pague la crudeza de esta situación, aunque las y los ciudadanos y el sector público en general poco tienen que ver en el origen de esta crisis.

Al Gobierno del PP le ha faltado tiempo para salir corriendo en busca de dinero para tapar el agujero creado por el sistema financiero, sin pedir ninguna responsabilidad a los que han originado esa deuda. Ahora más que nunca es momento de exigir responsabilidades penales a los responsables de la economía especulativa que nos ha llevado a esta crisis. En vez de hablar tanto del rescate, deberíamos estar hablando de dejar que se hunda el sistema especulativo y pedir responsabilidades políticas y penales a los que nos han llevado hasta aquí y asumir desde el sector público la salida responsable de la actual crisis.

Todavía nadie nos ha explicado qué es lo que se está negociando con el fondo del rescate, pero basándonos en experiencias anteriores en estados que se tenían por soberanos, las consecuencias directas han sido: pérdida de la política económica; desmantelamiento del sector público, despido de las y los trabajadores públicos y precarización de sus condiciones laborales; establecimiento de una política fiscal antisocial que estará dirigida a pagar la deuda exterior; terminar con los derechos laborales en nombre de la flexibilidad; cambios en la legislación vigente, para que nos gobiernen agentes económicos externos y la fuga de capitales.

Y si la situación descrita no es ya lo suficientemente dramática, no podemos olvidar que los derechos que nos corresponden como pueblo y nuestro autogobierno están en peligro. Fundamentándose en el cumplimiento de los acuerdos internacionales, en la homogeneidad del Estado y en la reducción del gasto público, pueden llevar a la desaparición de nuestros conciertos económicos de manera irreversible, debilitando así nuestra ya endeble soberanía y fijando el centralismo en nombre de la eficiencia. Si eso sucediese, Hego Euskal Herria tendría que hacer suya la deuda del Estado español y, a consecuencia de ello, tendría enfrente el mismo destino que el Estado español.

Es más que evidente que España se está convirtiendo en una carga inasumible para Euskal Herria. En la coyuntura económica en la que nos encontramos, en una Hego Euskal Herria ligada a España resulta ya prácticamente imposible la construcción de una sociedad basada en la justicia social y en la solidaridad, aunque siempre se puedan dar pasos en esa dirección desde planteamientos independentistas, planteamientos que siempre hemos defendidos como principio desde Aralar. El Partido Popular está poniendo la crisis como excusa para la consecución de uno de sus viejos objetivos: un estado centralista. Por eso no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nos es arrebatado nuestro escaso autogobierno, más si cabe cuando unen el futuro de nuestro pueblo y ciudadanía al del Estado español.

Hoy más que nunca, Euskal Herria debe dar un paso adelante hacia la independencia, para que las y los ciudadanos vascos tengan futuro y para que el Estado español no nos lleve a la pobreza estructural de la mano de los especuladores. La independencia política y económica es el único camino para que Euskal Herria pueda hacer frente a esta crisis, apostando por unas nuevas relaciones económicas y sociales, basadas en la igualdad y en la solidaridad. Es hora de tomar decisiones.