BIGFOOT, Sasquatch, Almasty etc. son algunos de los nombres que se le dan al Yeti, término más conocido por nosotros para referirnos a un ser de grandes dimensiones, de apariencia humanoide y que vive recluido en lugares inaccesibles. Al igual que el monstruo del lago Ness, las sirenas o el Chupacabras, el Yeti es uno de esos seres misteriosos cuya leyenda no ha hecho más que crecer desde 1951 cuando se difundieron las primeras imágenes de sus supuestas huellas gigantescas marcadas en la nieve y el hielo.

Entre lo animal y lo mitológico, no solo tiene diferentes nombres sino que, además, creo que pocas culturas carecen de una figura mitológica de enorme parecido con lo que hoy llamamos Yeti, sin ir más lejos nuestro Basajaun. Un equipo de la Universidad de Oxford y de la de Lausana han decidido demostrar la existencia de este ser y para ello han trabajado con restos orgánicos que supuestamente pertenecerían a nuestro protagonista, utilizando los últimos avances en pruebas genéticas. El resultado de los análisis confirma que los supuestos restos del Yeti son de origen humano, aunque se especifica que no son del todo concluyentes debido a que los mismos pueden estar contaminados.

¡Que pena acabar con la esperanza de descubrir algo tan mítico como el Yeti! Con las nuevas tecnologías desvelamos muchos misterios que durante años han permanecido en la duda pero, si analizamos el tema, pocos son los que se resuelven de una manera total, siempre queda un fleco, una posibilidad, algo que no se puede esclarecer, y eso continua alimentando el mito.

¿Qué extraña necesidad tiene el ser humano de que siempre existan cosas desconocidas a su alrededor? Quizá es necesario desconocerlas para tener nuevos retos y poder volver a descubrir que es el camino y no el resultado lo que verdaderamente merece la pena.

Y por último, ¿tengo que creer a la ciencia cuando me aporta pruebas de que los misterios no existen? ¿La misma ciencia que descubre especies animales y vegetales desconocidos casi cada mes?

Por si acaso, cuando suba la próxima vez al Ganeko, iré mirando por el camino a ver si encuentro alguna huella.