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¡Por qué no te callas!

López acaba de ser nombrado secretario de Relaciones Políticas del PSOE, lo que debería conllevar, de suyo, habilidades para las relaciones políticas. Y digo debería porque su desconsideración y desconocimiento al irrumpir en el ámbito catalán es muestra de lo contrario

ME costó salir de mi asombro tras leer los titulares de una noticia según la cual Patxi López se había desayunado -nunca mejor dicho, pues hizo las manifestaciones en una intervención en los Desayunos Informativos de Europa Press en Madrid- con unas "advertencias" (así lo recogía la agencia) a CiU y al Gobierno catalán al hilo de los posicionamientos de los citados en torno al pacto fiscal.

Ya tiene lo suyo que un presidente de gobierno de una comunidad autónoma se meta en semejante jardín. Más todavía que lo haga el presidente del Gobierno vasco, presidente de una Comunidad Autónoma con régimen fiscal específico y refiriéndose a Convergència i Unió y al Gobierno de Cataluña. Y más todavía que lo haga con tanta torpeza y, lo que es todavía peor, desconocimiento. Y, por si todo ello fuera poco, lo haga en tono de advertencia.

Es sabido que Patxi López acaba de ser nombrado en el reciente Congreso federal del PSOE Secretario de Relaciones Políticas, cargo que debería conllevar, de suyo, alguna habilidad para las relaciones políticas fuera de su ámbito natural socialista. Y digo debería porque su actuación irrumpiendo con la desconsideración y desconocimiento que lo ha hecho en el ámbito político catalán es una muestra evidente de que lo suyo no es, precisamente, ir haciendo amigos, al menos en lo que a Cataluña se refiere. Baste recordar lo que decía Pere Navarro, secretario general del Partit dels Socialistes de Catalunya, nada más tener conocimiento de lo dicho por Patxi López: "Debería preocuparse por las condiciones de los vascos y dejar que Cataluña mejore su modelo como sus ciudadanos y sus partidos decidan que es conveniente". Vamos, que Patxi López se ocupara de lo suyo, sobre todo cuando se atreve a decir quién no debe tener Concierto económico desde su posición de beneficiario del mismo. Duran i Lleida, secretario general de la federación de CiU, le decía a López, directamente, que tenía mucho morro, y el portavoz de la Generalitat, Quico Homs, le espetaba, tras la reunión del Consejo de Gobierno catalán, que "se debería dedicar, y en esto coincido con el secretario general del PSC, a otras cosas, y no a comentar las propuestas que podamos hacer legítimamente desde Cataluña".

En este punto discrepo de lo dicho por el portavoz del Gobierno catalán; yo creo que se puede tener opinión y comentar posicionamientos. Pero ello exige, entre otras cosas, que esos comentarios se hagan desde el respeto y ateniéndose a los hechos que se han de comentar. Esto segundo exige que aquello sobre lo cual se quiere verter una opinión no sea objeto de desconocimiento por parte de quien opina. Y en este caso se ha faltado al respeto y se ha mostrado un profundo desconocimiento de la situación fiscal de Cataluña y de las propuestas que para resolverla se están formulando desde todos los ámbitos políticos, incluido el del propio PSC, que es quien primero ha corrido a desautorizar a López.

Porque, veamos, ¿cómo se puede faltar al respeto al Gobierno catalán y al primer partido de Cataluña, vertiendo frases como "no se puede estar permanentemente reivindicando con una mano si las cosas van mal y si las cosas van bien colgándose todas las medallas"?

Mire, señor López, yo no sé cuántas medallas se cuelga el gobierno de Artur Mas, si las cosas le van bien. Será algo tan natural como el que cualquier persona, entidad o gobierno presuma de la labor bien hecha y sus resultados. Es algo que el señor Mas no ha podido hacer, porque entró a gobernar en enero del 2011, cuando las consecuencias de la crisis que se desató a principio del 2008 eran tales que no ha podido hacer otra cosa que ir recortando aquí y allá y capeando el temporal económico y social de todos conocido.

Pero la desconsideración con el gobierno catalán y con CiU resulta hiriente cuando el señor López osa regañarles afirmando que están permanentemente reivindicando cuando las cosas van mal. Todos deberíamos entender -con la salvedad del señor López, por lo que se ve- que si hay algo que reivindicar, cosa que es el caso en el tema del déficit fiscal catalán, habrá de reivindicar, vayan las cosas bien, mal o regular; y más todavía, si resulta que es el gobierno español, sea del PP o del PSOE, el que lleva años negándose a discutir el tema. Para información del señor López, según los datos más conservadores, el déficit fiscal de Cataluña para con el Estado se cifra en el 8,5% del PIB, y supone que cada año se van de Cataluña al Estado unos 16.500 millones de euros. Los socialistas, al igual que los del PP, hicieron durante lustros oídos sordos a la petición de que se publicaran las balanzas fiscales por comunidades hasta que finalmente Rodríguez Zapatero, en el 2005, accedió a su publicación. Lógicamente, ante el escándalo mayúsculo que suponía el déficit fiscal catalán, las balanzas no se han vuelto a publicar. Faltaba más.

Sobre este incontestable hecho es sobre el que se ha basado la reivindicación de los partidos catalanes, excepto el PP. Nuevamente para información del señor López, el proyecto de Estatut aprobado por el 90% de los diputados del Parlament de Catalunya el 30 de setiembre del 2005, recogía un sistema de financiación de acuerdo bilateral Cataluña-Estado; este sistema decayó, precisamente, en la negociación entre Artur Mas y Zapatero, negociación que incluía apartar a Maragall de la presidencia de la Generalitat.

Es más, el señor López ha afirmado, en el mismo foro de Europa Press, que "acaban de pactar un sistema de financiación con el que estaban de acuerdo. No se puede estar permanentemente reivindicando con una mano si las cosas van mal y si las cosas van bien colgándose todas las medallas. Hay que ser razonables con las normas de cada uno y hacer las cosas lo mejor posible en cada momento". Pues bien, nuevamente hay que recordar al señor López, que ese sistema pactado a que se refiere es, precisamente, el que se niega a cumplir el gobierno español. A día de hoy se le deben a la Generalitat más de 2.000 millones (que hubieran hecho innecesarios los recortes que ha llevado a cabo en importantes partidas el gobierno catalán), cifra que se va a incrementar en otros 215 este año, y de cuyo cobro nada se sabe salvo que el Estado alega que las circunstancias de crisis hacen que no se pueda cumplir con esos pagos. Pagos que se corresponden con la Disposición Adicional Tercera del Estatut de Catalunya y con los Fondos de Compensación Interterritorial.

Pero lo que resulta todavía más incomprensible es que sea precisamente el presidente del Gobierno vasco quien se meta en el jardín de negar un instrumento de autogobierno semejante al que disfrutamos en la CAV y en Navarra al gobierno de una comunidad autónoma que padece un expolio fiscal lacerante y que lo haga justamente en el momento en que el Estado deja de cumplir con los compromisos de financiación con Cataluña aduciendo la excepcionalidad del momento. Es lógico que Patxi López se haya ganado a pulso que le pongan en su sitio, si bien los comentarios en medios de comunicación, tertulias de radio... tiran más bien contra los vascos, como si los vascos suscribiéramos el despropósito de López.

Hay más. El desayuno de López tuvo, como las comidas, un postre que pretendió ser gracioso. López se permitía avisar al Gobierno catalán que "el sistema de Concierto es un sistema de riesgo, porque cuando las cosas van mal, el país Vasco se las tiene que arreglar solito... Cuando va mal nos lo comemos entero. La recaudación cayó 1.000 millones de euros y nos las tuvimos que arreglar solitos". ¡Qué más quisieran los catalanes que asumir el riesgo unilateral de tener que recaudar! Estoy seguro de que los catalanes firmarían ahora mismo, encantados de afrontar un descenso en la recaudación de 2.000 o 3.000 millones frente a la sangría y el expolio de los 16.500 millones que cada año se van y no se vuelven a ver.

Cataluña sufre una conocida y reconocida basquitis, particularmente agravada durante la dictadura franquista. Fruto de esa basquitis es, entre otras cosas, el hecho de que Cataluña sea el primer emisor de turismo hacia Euskadi, expresión del cariño, el reconocimiento, y el afecto de tantos años. Los catalanes, en su inmensa mayoría, siempre se han alegrado de todo aquello que ha podido beneficiar a Euskadi y sería lamentable que, por esta tan desafortunada actuación de Patxi López, haya gentes en Euskadi que lleguen a compartir sus injustas manifestaciones y que, a la postre, ello se convierta en un elemento de enemistad entre nuestros pueblos.

Sería bueno que los responsables políticos vascos estuviesen atentos a las reacciones que suscita que se respete la excepción vasca en tiempos en los que el poder español alega la excepcionalidad de la crisis para incumplir sus pactos de financiación con Catalunya. En este contexto, se debería hacer un esfuerzo por parte vasca para acompañar a Cataluña en sus justas demandas. Y, por supuesto, Patxi López debería rectificar sus injustas y desafortunadísimas manifestaciones. Si no lo hace, que se le exija por lo menos que no falte al respeto a los catalanes y a su gobierno. De lo contrario, y coincidiendo por una vez, sin que sirva de precedente, con el Borbón, habría que decirle aquello de "¡Por qué no te callas!".