SETECIENTOS representantes escogidos por las 256 organizaciones municipales de EAJ/PNV abren hoy en el BEC la VI Asamblea General del partido y el colofón al largo periodo de reflexión y debate que se ha concretado a lo largo de los últimos seis meses y que supondrá la renovación de la dirección jeltzale, de sus principios programáticos y su organización. Y si ya es relevante el hecho de que el PNV, como partido de Gobierno durante más de tres décadas y con vocación de regreso inmediato al mismo, haya sometido sus estructuras, modos y principios a una regeneración que tiene como objetivo situar en el siglo XXI los valores tradicionales de la principal formación política del país, el hecho de que las dos últimas citas con las urnas hayan ratificado su liderazgo electoral convierten el proceso que concluye este fin de semana en clave para el futuro de Euskadi. La misma profundidad del debate, que ha llegado a plantear incluso el cambio de nombre tras más de un siglo de existencia y que ha contado con 1.500 enmiendas presentadas, atestigua además que la amplia y socialmente imbricada afiliación jeltzale ha entendido, entiende, que el PNV, el modelo PNV tan exitoso para el país en su crecimiento económico, social y como nación, precisaba de la adaptación que ahora culmina, la primera que una de las principales sensibilidades políticas presentes en el país completa de cara a un nuevo tiempo político. No en vano Euskadi y sus ciudadanos afrontan un futuro inmediato que posee la incertidumbre de lo distinto, sin la lacra de la violencia y con el horizonte de una segunda transición que debe dar continuidad a la ambición de consolidar la personalidad y presencia propias de Euskadi en Europa, pero también un futuro que convivirá con la transformación global que la crisis económica mundial viene produciendo y su reflejo tanto en las identidades como en las ideologías. Y aún existe otro factor que también reivindica como necesaria la adecuación a esta segunda década del nuevo siglo de una formación jeltzale que es compendio y reflejo de las inquietudes, necesidades y actitudes mayoritarias en la sociedad vasca: la recuperación de la autoestima como nación tras el lastre de una legislatura marcada por el absurdo afán del gobierno socialista de separar a la principal institución de la CAV de la realidad social, económica y política mediante actitudes colonizadoras, la inacción en ámbitos fundamentales o el mero traslado de políticas ya fracasadas en el Estado. Es además esa recuperación la que compendia todo lo anterior por cuanto que, a través de la citada vocación de regreso inmediato al gobierno, el PNV puede convertir en transformación de la cotidianeidad de Euskadi su propia regeneración al hacer efectivo, como hasta hace tres años, el compromiso que acompaña a todo liderazgo cuando este realmente existe.