EL anuncio por sorpresa de Zapatero relativo al nuevo acuerdo con EE.UU. para desplegar en la base militar de Rota una versión del escudo antimisiles de la OTAN supone, como ya lo hiciera con su pacto exprés con Rajoy para reformar la Constitución y limitar el déficit, otra muestra de desprecio al debate democrático, a la división de poderes, a la democracia participativa y a la soberanía popular. Zapatero filtró de forma interesada una decisión que ya se había tomado de espaldas al Congreso, sin posibilidad alguna de ser política y socialmente debatida. De nuevo, la sumisión a la presión de los intereses militaristas y geoestratégicos de EE.UU. y a los intereses económicos de las corporaciones armamentísticas se han impuesto a los valores de la democracia. Y también a la defensa de los derechos humanos. La OTAN ha jugado y aún juega en muchas zonas del mundo un papel muy controvertido en contextos de conflicto y de guerra declarada. Su intervención es a menudo muy contestada y en múltiples casos está salpicada de actos contrarios a la legalidad internacional y que vulneran derechos y libertades fundamentales. Las acusaciones de asesinatos contra la población civil -incluidos niños- y de violaciones son constantes y su política de disparar/bombardear primero y preguntar después ha salpicado de víctimas muchas de sus actuaciones. En cualquier caso, esta decisión sobre el escudo antimisiles es una nueva dejación de Zapatero y del PSOE de los principios ideológicos progresistas y de los valores culturales de la izquierda europea que deja otra vez contra las cuerdas la credibilidad del candidato Rubalcaba, cada vez más torpedeado desde sus propias filas. Sin olvidar que Zapatero vuelve a poner en cuestión el valor de la voluntad popular, ya que en el presionado y manipulado referendo que avaló en 1984 la entrada del Estado español en la OTAN -el que culminó la traición del felipismo al anterior Otan, de entrada NO y que fue rechazado de forma clara en la Euskadi, Canarias y Catalunya- aprobó un punto en el que se prometía una retirada progresiva de las tropas de EE.UU. del territorio español. Una medida que no solo nunca se cumplió, sino que con el nuevo acuerdo supone la llegada a Rota de otros 1.100 militares y un centenar de civiles. Ni el argumento del supuesto retorno económico ni la referencia a un dispositivo defensivo ante las amenazas militares de potencias como Irak o Corea del Norte tienen credibilidad alguna. Tan solo elevan el nivel de desfachatez ética con que Rodríguez Zapatero ha decidido poner punto final a su penosa y ya agónica presidencia. Comenzó su mandato con la retirada de las tropas españolas de la guerra ilegal e inmoral de Irak y se va por la puerta de atrás firmando un gasto militar de millones de euros para un inútil escudo antimisiles de la OTAN.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
