EL nuevo incremento del número de desempleados en Euskadi, con un ritmo de crecimiento del paro sensiblemente superior al experimentado en el Estado durante 2011 -un 8,7% frente al 5,2% estatal- confirma la tendencia que, salvo por el lapsus de julio debido a las contrataciones temporales del periodo estival, se ha convertido en constante durante los dos últimos ejercicios. No son ya únicamente los 1.177 parados más y sus consecuencias personales, ni siquiera una cifra global de desempleados en la CAV que roza oficialmente los 142.000 parados (el 39% sin derecho ya a prestación) pese al ya tradicional maquillaje estadístico que elimina, por ejemplo, a quienes realizan cursillos de capacitación; sino la clara evidencia de que el paro seguirá creciendo durante el tercer trimestre del año, para el que, por si cabrían dudas, Goldman Sachs acaba de anunciar la entrada en recesión de la economía estatal. Esto no solo desdice las previsiones del Gobierno que preside Patxi López -que también erró en sus previsiones de crecimiento- sino que evidencia la total carencia de políticas de fomento del empleo por parte, precisamente, del Ejecutivo vasco que cuenta con más herramientas a su disposición tras el traspaso de las políticas activas y el consiguiente impulso al servicio vasco de empleo Lanbide. En este sentido, el intento de atribuir el incremento del paro a la extinción de las contrataciones veraniegas -el 93% de las de todo 2011 han sido temporales-, tal y como ha hecho el viceconsejero Javier Ruiz, ante la notoria incomparecencia en la valoración de la consejera Gemma Zabaleta; no hace sino probar que el Gobierno López se encuentra al pairo de la estacionalidad y es incapaz de proponer y establecer a tiempo medidas correctoras o siquiera paliativas del que ya es el principal problema y la principal preocupación de la sociedad vasca. Más aún, significa que el Gobierno López únicamente se limita a trasladar a la Comunidad Autónoma Vasca las que, puestas en práctica con anterioridad por el Gobierno del Estado que preside Zapatero, se han venido mostrando tan ineficaces y estériles y además desembocan finalmente en recortes sociales precisamente cuando dichos servicios se antojan imprescindibles. Ayer mismo, dos voces tan diversas como las de la presidenta brasileña Dilma Rouseef y la del portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, ya advertían de que no se trata de adoptar políticas recesivas y ajustes fiscales, o al menos no solo, sino de "poner en marcha políticas macroeconómicas que garanticen a la población una esperanza en el futuro" junto a la austeridad necesaria para una "buena gestión del recurso del déficit y el endeudamiento", que sin embargo y en el caso de los gobiernos socialistas del Estado español y la CAV ha brillado por su absoluta ausencia.
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