Qué raro, llego a casa y Josu no está. Suele venir a comer antes que yo y me tiene preparada la mesa. Tengo hambre, comeré sin él, se habrá retrasado por algo. Todavía está la comida en el microondas cuando suena el móvil. Será él. Hombre, es Txema, un amigo de Josu, ¿por qué me llamará a mí? Le saludo y le pregunto qué tal. Me dice que tiene malas noticias. Le pregunto si su mujer está bien, está embarazada y siempre que nos vemos comentamos mis embarazos, los niños... Me dice que es peor que eso. Me deja helada, le noto muy serio y busco una silla en la cocina. Le digo que qué pasa. Me dice que es Josu. Me tiembla el teléfono y me apoyo en la mesa. ¿Un accidente en la autopista? Me dice que en la empresa, que le ha llamado un amigo. A él también le tiembla la voz. Que hace un par de horas ha habido un accidente. Parece que una máquina al maniobrar ha golpeado unas estanterías y varias piezas de hierro se han caído. Me tiembla todo, ya ni contesto. Me dice que Josu estaba cogiendo algo en esa zona y le han caído de lleno. Pienso en lo que me ha dicho algunas veces, que hay palés defectuosos, que no asientan bien y que las carretillas tienen poco espacio para moverse. No es el primer susto que han tenido.
Me dice que no se ha podido hacer nada. ¿Cómo? Que la ambulancia ha llegado rápido, pero... ¿Qué? ¿Y Josu? Se lo pregunto: ¿Y Josu? Me dice llorando que no se ha podido hacer nada, nada, que... Rompo a llorar, gritar... ¡Nooo! Se me cae el teléfono, apoyo la cabeza en la mesa, el vaso se cae y se rompe. Oigo a Txema que me llama gritando por el teléfono. Me tiro al suelo y lo cojo. Me dice que llamará a mis padres para que vengan a casa y que su mujer sale ahora a por mis hijos al colegio. Entre lloros y gritos consigo decirle gracias. ¡Josu! ¡Josu!... 58 historias similares ocurrieron en 2010 en Euskadi. 58 víctimas laborales mortales. El trabajo es para la vida, Lana Bizigai.