Euskera y libertad
EL fin de la violencia de ETA unirá definitivamente al euskera con la libertad". Esta es la frase lapidaria con la que Patxi López dio la bienvenida ayer al nuevo Consejo Asesor de la lengua vasca. Violencia-ETA-euskera-libertad. Esta concatenación de ideas debe ser algo natural en el esquema mental del actual inquilino de Ajuria Enea, pero es demoledora para la parte más débil de la cadena: el euskera. Al hoy lehendakari y a su partido se les llena la boca cuando dicen que hay que sacar a la lengua vasca del debate político pero, a la menor oportunidad, ligan a esta con lo peor que encuentran a mano. Un lehendakari que asocia de forma consciente euskera y violencia debería hacérselo mirar; más aún si la asociación la hace de forma inconsciente. López siempre arrima el ascua a su sardina; al discurso que le ha llevado, de la mano del PP, al cargo que ocupa; a la matraca de la violencia. Sin ETA no estaría donde está y, por ello, es lógico que sueñe con ETA, que cite a ETA, hable de lo que hable. Para decenas de miles de euskaldunes, su lengua es algo cotidiano, es el vehículo de comunicación con sus hijos, con sus parejas, con sus amigos, con sus compañeros de trabajo... A decenas de miles de euskaldunes no se les pasa por la cabeza pensar que el fin de la violencia vaya a "unir definitivamente al euskera con la libertad". Ha habido muchos factores que han condicionado el desarrollo en libertad de la lengua vasca. Si dejáramos a los vascos hacer un ranking de esos factores, a alguno se le caería la cara de vergüenza.