Galgos o podencos
LA fábula de Tomás de Iriarte refería que dos conejos fueron cazados por los perros que los seguían cuando discutían si estos últimos eran galgos o podencos. Esta vez han sido los galgos los que han sido cazados, y no precisamente por conejos. Galgos de los que se sospecha que corren más fuera que dentro de las pistas de atletismo. Galgos que pierden el cariño de sus compañeros que se vuelven podencos. Es lo que le pasó a Marta Domínguez, hasta el pasado jueves la reina del atletismo español, con José María Odriozola, el presidente del gremio, que se sintió víctima de una traición inesperada por parte de la que fuera concejala de Deportes en el Ayuntamiento de Palencia, tras ganar su credencial en las listas del PP, y a la que había convertido de la noche a la mañana en su vicepresidenta. Como si él no conociera con quién se jugaba los cuartos. Como si no recordara que ya echó de la Federación Española de Atletismo, cuando se hizo cargo de ella hace más de veinte años, al ahora entrenador de la palentina, Manuel Pascua, para luego readmitirlo por considerar que "había cambiado" antes de renegar de él como un Judas. No tuvo reparos Odriozola en comparar el caso de Marta Domínguez con el de Marion Jones al recordar que la estadounidense fue desposeída de sus títulos y marcas tras confesar haber utilizado métodos ilegales para lograrlos. El presidente de la Española ni siquiera le dio la oportunidad a Domínguez de defenderse. Él la condenó de antemano. Para salvarse. Para seguir con sus ladridos de galgo o de podenco.