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Mucho más que un estadio

La primera piedra del nuevo San Mamés es el inicio físico de un proyecto que conecta la reinvención urbana de otra zona de Bilbao con la proyección internacional de su imagen y su capacidad dinamizadora de la economía en tiempos de crisis

EL acto de colocación de la primera piedra del nuevo estadio de San Mamés por la Sociedad San Mames Barria, celebrado ayer, no sólo es el inicio de la próxima obra emblemática de Bilbao, con la que se recoge el testigo, siquiera en el ámbito de los equipamientos deportivos, de otras iniciativas exitosas como la recién inaugurada Alhóndiga o el ya icono Guggenheim, sino que da continuidad también al modelo de desarrollo y remodelación urbanos de la capital de Bizkaia que acaba de recoger los parabienes mundiales con la concesión del Nobel de las ciudades y de confirmar su atractivo con la más que notoria afluencia de visitantes al espacio que ocupa en la Exposición Universal 2010 de Shanghai. Porque el nuevo San Mamés es, más allá de sus propias características como estadio, la piedra angular sobre la que pivota una nueva reordenación y regeneración, otra reinvención, de una zona de Bilbao -la unión de la ciudad por Basurto con el nuevo Zorrotzaurre- adaptándola a las necesidades de la sociedad del siglo XXI para culminar la conversión de aquella capital industrialmente tractora del segundo tercio del siglo pasado en una urbe cultural y de servicios, que mantenga su efecto impulsor de la economía y al mismo tiempo sea imagen de lo que Bizkaia y Euskadi pueden ofrecer a un mundo globalizado. En definitiva, no es sino la aplicación a la remodelación urbana del no por archimanido menos efectivo Think globally, act locally que se atribuye precisamente al padre del concepto de conurbación, Patrick Geddes, diseñador a finales del siglo XIX de una de las primeras regeneraciones urbanísticas de la historia en la Old Town de Edimburgo. Sin olvidar que esa imagen de un Bilbao moderno y competitivo, capaz de rehacerse innumerables veces pero al mismo tiempo enraizado en su sentimiento secular, está íntimamente ligado a lo que el club que hará uso del nuevo San Mamés, el Athletic, es y representa dentro de un deporte tan universal como el fútbol o que el nuevo estadio será esencial para que Bilbao participe en otro acontecimiento global, el Mundial de 2018. Si a todo ello se le añade que la inversión en el nuevo San Mamés, los 157 millones en que se ha presupuestado su construcción, ejercerá al mismo tiempo como dinamizadora de la economía local durante el proceso constructivo -que se espera concluya para 2015- y tras su finalización, con un impacto económico de 584 millones que triplica lo invertido y una creación de empleo estimada en más de cinco mil puestos de trabajo, la primera piedra que se colocó ayer es también la base de un pilar más del sostenimiento y recuperación económicos en lo que se prevé largo camino de salida de la crisis y constituye el arranque físico de un proyecto que es, en realidad, mucho más relevante que la mera construcción de un estadio.