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Otra semana negra para Zapatero

En los próximos días, el presidente español deberá pasar nuevas reválidas externas a sus recortes por parte del Ecofin y el FMI, deberá concretar las medidas y buscar apoyos a la espera de la evolución de los cambiantes mercados

LA semana pasada fue sin duda una de las más duras y difíciles para José Luis Rodríguez Zapatero desde que asumió la presidencia del Gobierno español. Tuvo que anunciar los recortes más importantes en la historia de la democracia, unas medidas que afectarán a eslabones débiles de la sociedad, al margen del simple lavado de cara que supone el maquillaje de la reducción de sueldos de los altos cargos. Y lo hizo casi a regañadientes, obligado por los gobiernos de otros países, incluido el presidente norteamericano Barack Obama, y por la Unión Europea, de la que se supone es presidente de turno. Una humillación en varias direcciones, porque también, con este tijeretazo, ha traicionado su propia palabra, su programa, y, en buena parte, sus posicionamientos ideológicos. Además de comprometer seriamente su gestión y, por ende, su continuidad si en la oposición española hubiera algún liderazgo diferente al que torpemente ejerce Mariano Rajoy al frente del Partido Popular. Zapatero está noqueado, y sólo la campana puede salvarle del K.O. Terminada la semana con los ministros intentando vender lo invendible por radios, televisiones y mitines, el presidente español afronta otra semana no menos complicada y que dará la medida de su fortaleza. En primer lugar, se espera con inquietud la reacción de los mercados bursátiles, que han vivido jornadas caóticas con fuertes caídas, lo que denota que la profundidad de la crisis es más seria de lo que se podía prever. Este mismo sábado, el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, alertaba de que estamos atravesando la situación económica más complicada desde la I Guerra Mundial. En esta coyuntura, Zapatero deberá pasar más exámenes, más reválidas. Lo hará primero el Ecofin, que el martes deberá dar su visto bueno a las medidas previstas por el Gobierno español. Este mismo día, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se reúne, en un gesto insólito, con la Mesa de Economía del Congreso de los Diputados. Parece que Zapatero está bajo constante tutela de todos los organismos habidos y por haber. Una señal inequívoca de debilidad y desorientación. Será el miércoles cuando el ministro de Fomento, José Blanco, ponga nombre y cifras a los recortes de 6.000 millones de euros previstos en su negociado, con lo que podrá comprobarse si infraestructuras estratégicas para Euskadi como la Y vasca y transportes sufren el tijeretazo. Y está por ver la respuesta de Patxi López y su Gobierno, que este martes se reúne con las Diputaciones para, en teoría, acordar las medidas a abordar. De nuevo, el autogobierno, en su sentido pleno, está en juego. En definitiva, Zapatero afronta una semana que dará la medida de su deteriorada talla política. Y, por si fuera poco, el caso Garzón y la reunión el miércoles del TC sobre la sentencia del Estatut pueden ser la puntilla.