El discurso patriótico de PSE-PP
Los "socios preferentes" que sustentan el Gobierno de Patxi López muestran su debilidad y nerviosismo cuando arremeten al unísono y con dureza insultante contra el PNV e incluso contra la naturaleza misma del Aberri Eguna
POCAS veces como en la presente edición, la celebración del Aberri Eguna y sus discursos ha tenido una reacción tan inusualmente airada, insultante y desmesurada como la que han protagonizado estos días representantes de los socios preferentes PSE y PP con el objetivo de arremeter como sea contra el PNV. Para ello, ambos partidos, que funcionan como sucursales de sus matrices españolas, no han ahorrado calificativos y expresiones propios -estos sí- de épocas y personajes que parecían ya felizmente olvidados. Alguno incluso ha pretendido, en un alarde de originalidad acorde con su estrecho discurso, escribir nada menos que el "acta de defunción" del Aberri Eguna, día del que llega a cuestionar su carácter democrático. "Llamada a la confrontación ciudadana" y a la "división de la sociedad", "radicalidad", "vuelta a las catacumbas"... son algunas de las expresiones utilizadas indistintamente y con una coincidencia tanto en el lenguaje como en la intención por parte de PSE y PP hacia el mensaje enviado el domingo por el presidente del EBB, Iñigo Urkullu. Lo cierto es que tanto socialistas como populares sí han rescatado su discurso de su viejo manual de estereotipos, todos ellos propios de otra época. Más bien de otro siglo. Su reacción, poco creíble para la ciudadanía, se basa, de salida, en el injusto y peligroso argumento de atribuir al nacionalismo vasco perversas intenciones etnicistas. Nadie con responsabilidad que haya escuchado o leído el discurso de Urkullu puede sacar la conclusión de que el PNV esté en las catacumbas. Al contrario, puede haberles gustado más o menos, pero no cabe duda de que su mirada estaba puesta en la Euskadi del futuro desde la honda preocupación, compartida por la inmensa mayoría de la sociedad vasca, por el presente. Pero eso poco les importa a los representantes del pacto de hierro gracias al que gobiernan en Ajuria Enea. Su reacción estaba preparada de antemano. Sólo así puede entenderse que el portavoz socialista José Antonio Pastor tuviera ya preparada su respuesta incluso un día antes del Aberri Eguna, cuando creyó vaticinar que el PNV rescataría "el discurso rancio de la vieja patria vasca" y que intentaría "atemorizar" con el discurso de "que vienen los españolazos". Muy nerviosos deben estar los dirigentes de PSE y PP como para utilizar argumentos de este tipo ante quien simplemente les desnuda y les pone ante su propio espejo. Sobre todo porque saben que la gran mayoría de la sociedad vasca -como se viene demostrando sondeo tras sondeo- conecta plenamente con la percepción descrita por Iñigo Urkullu de la absoluta falta de confianza tanto en el Gobierno de Patxi López como en los partidos que lo sustentan. Mal que les pese, Aberri Eguna seguirá siendo el día nacional de Euskadi, en el que los vascos se expresan libremente y reivindican su nacionalidad y sus derechos.