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La última oportunidad

Si ETA no responde a la petición de los expertos en procesos de paz para que proclame un alto el fuego constatable y la izquierda abertzale ilegalizada no le interpela claramente para que lo haga , no contarán con la mediación internacional

LA declaración presentada ayer en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas por el mediador Brian Currin, con el apoyo de una veintena de personalidades internacionales entre los que se incluyen cuatro premios Nobel de la Paz -el ex presidente sudafricano Frederick de Klerk, el arzobispo Desmond Tutu, John Hume y Betty Williams, ex miembro del IRA que rehusó a la violencia e inició, en la década de los 70, el movimiento pacifista norirlandés- y en la que se insta a ETA a declarar "un alto el fuego permanente y plenamente supervisado" por una comisión internacional, es un exigencia directa a ETA que conllevaría un riesgo excesivo si previamente no se hubieran explorado posibilidades razonables de éxito. De hecho, no se trata de un llamamiento compartido, a ETA y al Gobierno español, sino sólo a ETA, a quien se reclama el paso unilateral. Al Gobierno español se le propone que, en ese caso, responda "apropiadamente" al alto el fuego, lo que "permitiría nuevos esfuerzos políticos y democráticos para avanzar, resolver diferencias y conseguir una paz duradera". Currin, aunque matizó que lo hacía a título personal y aclaró que en la elaboración del texto no se había llegado tan al detalle, situó esa respuesta "apropiada" en dos cuestiones más relacionadas con los derechos humanos que con las concesiones políticas: el fin de la dispersión de los presos y la posibilidad de que la izquierda abertzale radical ejerza sin cortapisas su actividad. El documento ni siquiera pide el inicio de conversaciones que, evidentemente, el Gobierno español no está en disposición de entablar, pero es un impulso a los pasos que la izquierda abertzale ilegalizada está dando y la calidad de los firmantes hace suponer que existe alguna garantía de que su llamamiento pueda ser escuchado. Los mediadores internacionales, incluyendo a la Fundación Nelson Mandela, a Jonathan Powell, ex jefe de gabinete de Tony Blair, la ex presidenta irlandesa y ex Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU, Mary Robinson, o el ex secretario general de Interpol, Raymond Kendall, firman con su prestigio internacional y su reputación y no parece lógico suponer que los expongan al riesgo de no ser escuchados por ETA o por la izquierda abertzale, a quien corresponde ahora interpelar urgentemente a ETA para que atienda esta exigencia de alto el fuego y plantarle cara si comete un atentado. Los mediadores internacionales están transmitiendo a Batasuna que, si quieren seguir contando con ellos, ésta es la coyuntura definitiva. Si esa interpelación a ETA se produce, se repetiría el modelo irlandés en el que el Sinn Féin dejó claro al IRA que el liderazgo político estaba en sus manos para impulsar un proceso de paz. Si, por contra, la izquierda abertzale ilegalizada no aprovecha esta situación con coraje y de modo diáfano, habrá perdido la que quizás sea su última oportunidad.