Ziurtasuna
HAY una corriente de pensamiento en la que se promulga que cada uno se fabrica su propia realidad, es decir, que lo que uno piensa y cree diseña lo que puede ser su futuro. Creo que, aunque pueda tener parte de razón, el asunto viene a ser más complicado que todo eso. Pero sí es verdad que hay veces en la vida que a uno, sin saber por qué, le invade un sentimiento de absoluta seguridad de que lo que uno desea llegará a hacerse realidad. Soy un gran apasionado de la trikitixa, o sea, el acordeón y la pandereta tocando a la vez. Es algo simple pero de mucha fuerza. Pero al mismo tiempo también albergo un sueño de esos imposibles. Mañana, en el palacio Kursaal de San Sebastián, y con motivo del 50 aniversario de Caja Laboral, compartiré escenario con la Orquesta Sinfónica de Euskadi (O.S.E.) y con unos cuantos amigos que me acompañarán en tan importante ocasión. Subirte al escenario y sentir una orquesta a tu espalda trae sentimientos contradictorios, por un lado es una gran responsabilidad, pero también es la ocasión perfecta para vivir la música intensamente, tratando de romper barreras y experimentar un sueño que muy pocas veces se hace realidad en la carrera de un músico tradicional. Quiero agradecer a Caja Laboral el esfuerzo realizado y que se acordase tanto de la O.S.E. como de mí para participar en un día tan importante. Cuando yo empezaba en esto de la música, en aquella época en la que el acordeón diatónico se consideraba un instrumento humilde, por no decir otra cosa, poco me hubiera imaginado que años después me iba a ver acompañado por los maestros de la O.S.E. para interpretar mi propia música, arreglada para tal fin. En la vida hay lecciones que conviene aprender para no olvidar. Una de las más importantes es que los complejos y los límites, en contra de lo que se cree, no los crean las circunstancias sino uno mismo. Cuanto antes lo descubramos, antes llegaremos a nuestra meta.