EL otro día me sorprendió una noticia que casi no pude ni creer. Imaginémonos en Donostia, en el Boulevard. La gente pasea de un lado a otro y muchos disfrutan del entorno, en uno de esos rincones especiales y con encanto, que tanto abundan en la capital guipuzcoana. Inesperadamente, una sombra marrón, atraviesa el aire y va a parar a la esquina de una terraza donde varias personas degustan un café. Es un halcón peregrino, que acaba de capturar una presa y que ha elegido este original desplumadero para dar buena cuenta del festín. La gente no da crédito y de inmediato desenfundan sus móviles y comienzan a sacar fotos al inesperado visitante aéreo. Cuando me lo contaron no salía de mi asombro. Cierto es que en San Sebastián ya eran famosas las apariciones de algunos halcones pero esto... Mientras observaba algunas de las fotos, pensé en un proyecto realmente especial que ha comenzado su andadura con objeto de acercar la naturaleza al ser humano. La Torre Madariaga, donde tiene su sede el Centro de la Biodiversidad de Euskadi es uno de esos proyectos que merece la pena ensalzar y apoyar. La torre, construida en el siglo XV, ha sido remodelada para albergar al Centro de la Biodiversidad de Euskadi - Torre Madariaga que pretende estudiar, proteger y gestionar nuestra biodiversidad. El centro, ubicado en Busturia lleva a cabo infinidad de actividades y alberga exposiciones de todo tipo, para que los visitantes tengamos mil y una maneras de acercarnos a lo que nos rodea, y en definitiva, a nuestra riqueza más esencial, nuestra naturaleza. Este me parece un proyecto interesantísimo, que todos hemos de apoyar y que ha de ser un verdadero motor, tanto para la conservación como para el estudio de nuestra biodiversidad. Creo que es importante que, aunque el futuro nos preocupe, comencemos a trabajar por el presente, por el hoy y el ahora. Hemos de ser ambiciosos en este sentido y plantearnos la necesidad de trabajar todos ¡ya! por un bien común. Nuestro mundo.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
