Ángel García, más conocido como el padre Ángel, es un sacerdote nacido en La Rebollada (Mieres, Asturias). En 1962 puso en marcha, junto con el padre Ángel Silva, una asociación para proporcionar a los niños de la calle un lugar similar a un hogar, huyendo de los estereotipos de hospicios y orfanatos de la época. En 1972 se trasladó a Madrid y fundó la ONG Mensajeros de la Paz con el lema 'Solo ante Dios y un niño nos ponemos de rodillas'.  

Nació y pasó su niñez en Mieres (Asturias), en plena posguerra, ¿cómo recuerda aquellos años?

A pesar de las difíciles condiciones económicas en las que crecí, mi infancia fue feliz. Sin embargo, no puedo negar que también fue triste y dolorosa debido a las muchas dificultades que veíamos a nuestro alrededor. Los niños somos muy perceptivos y veíamos el sufrimiento de nuestros padres preocupados por no tener suficiente comida para darnos. A pesar de todo, guardo recuerdos felices de mi infancia, porque aún con dificultades, siempre hubo amor y cariño en mi familia.  

¿Siempre quiso ser sacerdote o fue una revelación divina?

Desde pequeño, yo había admirado al cura de mi pueblo, don Dimas, por su labor en ayudar a los necesitados. Era algo que me inspiraba y me hacía querer ser como él. En mi pueblo, había muchos fallecimientos y cientos de viudas y huérfanos que él siempre consolaba y ayudaba. Mi deseo de ser cura no era por vocación, sino por querer hacer el bien como él. Sin embargo, al trabajar con los gitanos en el seminario, mi vocación y mi labor de ayuda se fueron fortaleciendo. 

Es el párroco de la iglesia de San Antón, en el madrileño barrio de Chueca, que abre las veinticuatro horas del día y acoge en su interior a todo tipo de personas para que puedan comer, dormir y refugiarse, ¿por qué ninguna otra iglesia del Estado ha seguido su ejemplo?

Mi sueño siempre fue tener una iglesia abierta las veinticuatro horas y finalmente logré cumplirlo a mis setenta y ocho años. Ahora hay iglesias en diferentes partes del mundo con este mismo objetivo, pero cada una tiene su propia forma de hacer su apostolado. No todas tienen el mismo enfoque en ayudas sociales o en hacer el bien. Cada una hace lo que puede, lo que sabe y lo que quiere. Es importante respetar las diferencias en la forma en que cada iglesia hace su apostolado y no comparar entre ellas. 

Tengo entendido que ha habido quejas de los vecinos…

Entiendo que pueda haber problemas con tener la iglesia abierta las veinticuatro horas y que a algunas personas les puede molestar ver pobreza. Sin embargo, creo que en conciencia nadie puede quejarse por ayudar a una persona necesitada. ¿Por qué negarle a alguien un lugar para dormir? En estos cuatro años, más de un millón de personas han pasado por la iglesia. Vienen a rezar, a llorar, a reír o simplemente porque ofrecemos varios servicios. Lo importante es que vienen a buscar algo que necesitan y nosotros se lo podemos ofrecer. Nadie me va a negar la posibilidad de escuchar y ayudar a estas personas necesitadas. 

¿Qué otros servicios presta su parroquia?

Es un lugar donde las personas pueden encontrar tranquilidad y paz, o simplemente alguien que les escuche. Contamos con psicólogos, una trabajadora social y un abogado que pueden brindar información y asesoramiento a quienes lo necesiten. La iglesia de San Antón es un refugio de tranquilidad y serenidad. 

Es importante respetar las diferencias en la forma en que cada iglesia hace su apostolado y no comparar entre ellas.

A su iglesia llegan muchos hijos a bautizar con padres del mismo sexo o parejas de dos chicos a que les bendiga. Y usted lo hace. ¿Esto no le ha granjeado problemas?

Creo que los problemas los tienen los que lo ponen en duda. La iglesia no puede hacer discriminación sobre una mamá soltera, un papá soltero, una pareja de mamás o una pareja de papás. ¿Quién soy yo para no bautizar a esos niños? Es verdad que hay que guardar unos cánones, pero para bautizar no hay que guardar ninguno. Y bendecir podemos bendecir todos. Lo que no se puede es maldecir. 

En temas sociales, usted sigue las reglas de la Iglesia católica un poco a su aire, ¿no? 

Creo en lo que hago y me dan igual las críticas. Creo que todos debemos ser tratados igualmente, independientemente de la orientación sexual. He sido criticado por haber dado una misa en honor a Pedro Zerolo (político socialista y activista LGTBI+ ya fallecido), pero lo volvería a hacer. No veo sentido en bendecir mascotas, pero no a personas LGTBI+. Mi fe está basada en seguir los principios de Jesús de Nazaret, que también era criticado por rodearse de pecadores. 

¿Se está modernizando la Iglesia con el papa Francisco?

El papa dijo que abriésemos las puertas de las iglesias como si fueran hospitales de campaña para que las personas pudiesen curar sus heridas, tanto internas como externas. Y eso es lo que hago. El santo padre está tratando de modernizar la Iglesia desde dentro, pero no es tarea fácil cambiar hábitos en los que los sacerdotes se han sentido cómodos durante muchos años. 

¿Ha tenido crisis de fe?

Afortunadamente no. Quizás a veces no he entendido algunas cosas y le echado la culpa a Dios, como las guerras o los terremotos, pero después me he dado cuenta que no es culpa de Él sino de la naturaleza, de los hombres... Dios no puede querer que Putin haga una guerra, que un niño se muera con dos años de edad o que haya accidentes.

El padre Ángel bendice a una mascota.

Sufrió un cáncer. ¿Cómo lo sobrellevó?

Tuve mucho miedo a la muerte y rezaba, aferrándome a la vida. Sin embargo, a medida que me he acercado al final de mi vida y he logrado realizar muchas cosas que me han llenado, ese miedo se ha desvanecido. Lo que realmente me ha ayudado a superar el miedo a la muerte no es la fe, sino la edad. 

¿A qué achaca la distancia que hay actualmente entre la sociedad y la Iglesia?

Soy consciente que la Iglesia católica ha cometido errores en el pasado, como la pederastia y el creerse propietarios de las almas y los cuerpos de sus feligreses. Sin embargo, yo sigo creyendo en la Iglesia. Mi líder es Jesús de Nazaret y no los líderes políticos. La Iglesia fue pionera en obras sociales, como lavar los pies de los leprosos, o como hizo el papa, postrarse de rodillas ante líderes de Sudán pidiendo paz. Este es el tipo de Iglesia que admiro y apoyo. 

El pasado 1 de diciembre fue recibido en audiencia por el papa Francisco, ¿de qué hablaron?

De lo divino y de lo humano. Me dijo que hay que seguir soñando, que no se puede tirar la toalla, que hay que amar mucho a la gente, que hay que quererla y que hay que juzgar menos. 

¿Es cierto que quiso devolver un donativo que le hizo Franco?

Le dije a qué nos dedicábamos y le pedí dinero. Nos dijo que nos ayudaría y salí de allí muy contento. Pero para mi sorpresa, días después me hicieron llegar un sobre con la aportación y solo había 2.000 pesetas. ¿Qué pensaba que íbamos a hacer con eso? Me pareció muy poco (risas). 

El año pasado se cumplieron sesenta años de la creación de su ONG Mensajeros de la Paz, ¿qué balance hace?

Mi balance es de felicidad por haber encontrado a tantas personas dedicadas y comprometidas a trabajar juntos por las causas que persigue Mensajeros de la Paz.

Mensajeros de la Paz, junto con otras asociaciones, ha creado un corredor humanitario en Ucrania. Tengo entendido que ahora mismo hay un agotamiento de los recursos disponibles debido al cansancio mediático y la agudización de la pobreza en España, entre otros motivos. ¿Quiere hacer un llamamiento para que la gente siga colaborando?

Ya hemos llevado a Ucrania ropa, comida y setenta ambulancias, entre otras muchas cosas. Ahora lo que necesitan son más generadores de electricidad y mantas para poder calentarse y no pasar frío.

El Papa me dijo que hay que seguir soñando, que no se puede tirar la toalla, que hay que amar mucho a la gente, que hay que quererla y que hay que juzgar menos.

Además de refugiados, también están trasladando heridos de guerra para operar en España, ¿tan mal están los hospitales en Ucrania?

Sí, muchos de ellos están destruidos. Muchos de los heridos, incluidos niños, no tienen a dónde ir. Los estamos trayendo a España, en concreto a Madrid y Barcelona, para operarles. Luego se quedan aquí como refugiados hasta que puedan volver a su país.

Mensajeros de la Paz ya cuenta con otro espacio, la catedral de Justo, en Mejorada del Campo (Madrid). ¿Qué tal ha ido el arranque?

Queremos que sea un centro mundial de encuentro de hombres y mujeres, no solo de los que creen, sino también de los que no creen. Y no solo de cristianos sino también de otras religiones.

Para terminar, ¿cómo le gustaría ser recordado?

Pues como dijo el cardenal Tarancón: “Como un hombre que quiso que se entendieran los demás, unos y otros”.

PERSONAL

Edad: 85 años

Lugar de nacimiento: La Rebollada (Mieres, Asturias)

Trayectoria: Ordenado sacerdote diocesano a los veinticuatro años, funda en 1962, junto al padre Ángel Silva La Cruz de los Ángeles. En 1972 se traslada a Madrid y crea la asociación estatal Mensajeros de la Paz. Desde 2015, se encuentra al frente de la iglesia de San Antón, situada en Madrid. Además, desde 2021 también está a cargo del centro social Catedral de Justo, en Mejorada del Campo (Madrid). También realiza labores de denuncia social y de difusión de mensajes de compromiso, compasión y defensa de los derechos humanos y dignidad de las personas. 

Reconocimientos: Ha recibido, entre otros, la Cruz de Oro de la Solidaridad, el premio de la Fundación Mundial por la Paz y el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. 

Página web: mensajerosdelapaz.com

Ayuda a Ucrania: 913 645 112

Teléfono Dorado: 900 222 223