Más de 30.000 personas acudieron ayer desde primera hora a la basílica romana de Santa María la Mayor de Roma para visitar la tumba del Papa Francisco, abierta por primera vez al público y donde las largas colas de espera se formaron durante todo el día.
Unas 200 personas hacían fila para entrar ya una hora antes de que la iglesia abriera sus puertas, según constató Efe, y durante la jornada hubo personas que llegaron a hacer hasta dos horas de cola. “He querido venir un poco antes a visitar la tumba”, reconocía Rocío, una ecuatoriana residente en Roma que madrugó con tal de poder despedirse de un Papa “revolucionario”.
La italiana Tiziana también puso el despertador para ser de las primeras en pasar por el sepulcro: “He sentido una gran serenidad por él porque ha vuelto a la Casa del Padre. Ha hecho mucho bien en la Tierra y creo que nos protegerá desde el cielo”, auguró.
Ya en la tarde, un grupo de más de 110 cardenales acudió a la basílica para rendir homenaje al difunto Papa y rezar ante su tumba. La ceremonia fue oficiada por el cardenal lituano Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de Santa María la Mayor, quién aseguró el pasado viernes que Francisco eligió en 2022 este templo como lugar de sepultura tras verse inspirado por la Virgen María.
“Estamos tristes porque nos dejó, (pero) contentos de que esté en casa, y estamos comprometidos a seguir el camino que él nos marcó”, dijo en declaraciones posteriores a los medios el cardenal austríaco Christoph Schönborn. Según la prensa italiana, en la basílica también se encontraba Carmela, una mujer que estaba entre aquellos que esperaban a Francisco el pasado 23 de marzo cuando salió del Hospital Gemelli de Roma -donde estuvo ingresado 38 días por sus graves problemas respiratorios- y a la que saludó desde el balcón al ver su ramo de flores amarillas.
Tras participar en el funeral del Papa, los cardenales seguirán hoy con las congregaciones generales, las reuniones preparativas del cónclave al que este mismo lunes podrían poner fecha, con la meta de que los purpurados localicen a un candidato y tejan alianzas para votar en la Capilla Sixtina.
UNA LÁPIDA SENCILLA
El pontífice fue despedido el sábado con un funeral solemne en la Plaza de San Pedro del Vaticano y, acto seguido, su féretro atravesó la Roma más monumental hasta llegar a Santa María La Mayor, el lugar donde reposará para la eternidad. Este antiquísimo templo, uno de los cuatro papales de la ciudad y cuyos orígenes se remontan a un milenario milagro, fue el elegido por Francisco para construir su sepultura pues custodia una Virgen de la que era muy devoto, la ‘Salus Populi Romani’.
La sepultura se halla precisamente a un lado de la capilla que la alberga y consiste, tal y como pidió en su testamento, en una lápida sencilla de piedra de Liguria, la tierra de sus antepasados italianos, con una única inscripción: ‘FRANCISCUS’, en latín. La tumba está en el suelo, dentro de un receptáculo abierto en la nave izquierda de la basílica, y en la pared, iluminado con un haz de luz tenue, a la altura de la vista, hay una réplica de la cruz pectoral que usaba Francisco, en plata y con el Buen Pastor.
Nada más. No revela dato alguno sobre el difunto... puede de hecho que el mundo del futuro remoto llegue a preguntarse quién fue ‘Franciscus’ como ocurriría si hoy se preguntara a cualquiera por los otros siete Papas del pasado que yacen en este templo. La respuesta está bajo tierra, pues el féretro contiene un pergamino con su biografía protegido en un tubo metálico.
El apunte
Vídeo inédito de Francisco. El difunto Papa exhortó a los jóvenes a “aprender a escuchar”, especialmente a sus abuelos, en un vídeo que grabó en enero, un mes antes de su hospitalización, y que ayer difundió el semanario italiano Oggi. “Para los chicos y las chicas, una de las cosas más importantes en la vida es escuchar, aprender a escuchar. Cuando alguien esté hablándoos, esperad a que termine para entenderle bien, y después, si queréis, decid algo”, pedía Francisco en el vídeo, de un minuto de duración.