El Ejército israelí mató a la mitad de los comandantes del grupo chií Hizbulá en el sur del Líbano, aseguró ayer el ministro de Defensa, Yoav Gallant, mientras prosigue con sus bombardeos en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, donde se espera una incursión militar próximamente.

La tensión en la frontera con el Líbano no hizo más que aumentar desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, el pasado 7 de octubre. De hecho, en la jornada de ayer las fuerzas armadas israelíes dijeron que habían atacado unos “40 objetivos terroristas de Hizbulá” en el sur del Líbano, incluidos almacenes, armamento y otras infraestructuras.

Los ataques tuvieron lugar en la localidad de Ayta ash Shab, donde según Israel el grupo chií libanés, apoyado por Irán, acumula decenas de infraestructuras para atacar a soldados y civiles israelíes al otro lado de la frontera.

En una visita al Comando Norte del Ejército, en la localidad de Safed, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, dijo que “la mitad de los comandantes de Hizbulá en el sur del Líbano han sido eliminados... y la otra mitad se esconden y abandonan el sur del Líbano por las operaciones del Ejército”.

El grupo libanés reivindicó ayer también el lanzamiento de “decenas” de proyectiles contra la localidad israelí de Shomera, en su segundo ataque de este tipo y de esta envergadura contra el norte de Israel en un lapso de pocas horas.

El pasado martes, las fuerzas armadas israelíes informaron de la muerte de dos miembros de Hizbulá en ataques aéreos en el sur del Líbano, que vive su mayor pico de tensión desde 2006.

El intenso intercambio de fuego en la frontera dura ya más de seis meses y se ha cobrado la vida de unas 400 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hizbulá, que aglutina más de 260 bajas de milicianos, algunas en Siria.

En Israel murieron 18 personas en el norte (10 militares y 8 civiles); mientras que al otro lado de la frontera fallecieron unas 370 personas, entre ellos 46 integrantes de otras milicias, un soldado libanés y unos 60 civiles, incluidos diez menores y tres periodistas, además de los combatientes de Hizbulá.

Las hostilidades en la divisoria comenzaron el 8 de octubre como una muestra de solidaridad de Hizbulá con las milicias islamistas palestinas en la Franja de Gaza, pero el recrudecimiento del fuego cruzado de las últimas semanas hace temer una guerra abierta.

Bombardeos en Rafah

En Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, Israel continúa bombardeando objetivos en vistas a una posible incursión por tierra, que fue anunciada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, hace ya más de un mes.

Fuentes locales informaron de la muerte de tres personas por un bombardeo israelí en el este de la ciudad, donde malviven más de 1,4 millones de personas.

Un campamento con medio millar de tiendas de lona blanca ya ha sido erigido en Jan Yunis, en el sur de Gaza, y un segundo se encuentra en construcción, en un movimiento que algunos gazatíes creen podría estar relacionado con la anunciada invasión terrestre de Rafah.

El campamento ha sido levantado al oeste de Jan Yunis, “cerca de un cementerio”, confirmó una fuente palestina, mientras que un recinto similar está siendo construido de forma aledaña. El Ejército israelí no respondió ni indicó la finalidad de estos campamentos.

Los ataques israelíes contra la Franja de Gaza en las últimas 24 horas dejaron al menos 79 muertos y 86 heridos, según los datos proporcionados este miércoles por el Ministerio de Sanidad, controlado por Hamás. Desde el pasado 7 de octubre en toda la Franja de Gaza han muerto ya 34.262 personas y 77.229 han resultado heridas, en una ofensiva sin precedentes donde la mayoría de las víctimas son mujeres y niños.

En corto

Rehén contra Netanyahu. Hamás publicó ayer un vídeo que muestra a uno de los rehenes israelíes en Gaza, Hersh Goldberg-Polin, criticando al primer ministro, Benjamín Netanyahu, y a su Gobierno por no hacer suficiente para liberarlos. “Benjamín Netanyahu y su Gobierno deberían avergonzarse”, dice el joven, que perdió una mano durante los ataques de Hamás del 7 de octubre.

Ayuda humanitaria. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exigió ayer al Gobierno israelí que permita la entrada en la Franja de Gaza de la nueva ayuda humanitaria a los palestinos que acaba de aprobar el Congreso estadounidense por valor de 1.000 millones de dólares. “Israel debe asegurarse de que toda esta ayuda llegue a los palestinos de Gaza sin demora”, dijo Biden. Esa legislación incluye 26.400 millones en ayuda militar a Israel y asistencia humanitaria para civiles en Gaza.