El retraso de las ayudas occidentales cuestiona la capacidad de Ucrania de hacer frente al Ejército ruso, que aumenta la presión en el frente oriental y lanza ataques masivos con drones kamikazes contra varias regiones ucranianas, incluida Kiev. La pasada noche, Rusia lanzó 28 drones iraníes Shahed, fabricados ya en Rusia con el nombre de Guerán, de los que 24 fueron interceptados por la defensa antiaérea ucraniana, informó ayer el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Las regiones de Kiev, Odesa, Mikoláyiv y Jersón y Zhitomir, Rivne y Jmelnitski fueron los objetivos del ataque aéreo. Los drones fueron disparados en varios grupos desde la región de Kursk, en el oeste de Rusia y fronteriza con Ucrania, y desde la península ocupada de Crimea y el distrito ruso contiguo a ésta de Primorsko-Ajtarsk.

En el centro de Kiev se escucharon explosiones de madrugada, y el alcalde de la capital, Vitali Klitschkó, informó de varios heridos debido a la caída de los fragmentos de los drones destruidos sobre zonas residenciales, donde varios apartamentos y vehículos sufrieron daños.

La fuerzas ucranianas respondieron al ataque aéreo lanzando ayer al menos una decena de drones contra el territorio de Rusia. Los sistemas de defensa antiaérea rusos derribaron once drones de ala fija ucranianos sobre el territorio de las regiones de Briansk y Bélgorod, fronterizas con Ucrania, así como en Kaluga, cerca de Moscú, informaron las autoridades locales.

Los primeros dos aparatos fueron abatidos en torno a las 10.00 horas de Moscú (08.00 hora de Euskadi) y otros dos unas dos horas después, precisó el Ministerio ruso de Defensa. El gobernador de Bélgorod, Vichelav Gladkov, informó sobre el derribo de otro dron en esa región rusa.

Posteriormente, los militares rusos informaron sobre otro dron neutralizado en Briansk y de cinco aparatos destruidos en la región de Kaluga y la provincia de Moscú.

Inestable equilibrio

Mientras, la situación en el frente de cerca de 2.000 kilómetros parece haberse estabilizado, en opinión de los expertos del centro de análisis estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que no obstante aprecian pequeños progresos rusos en la región oriental de Donetsk.

Sin embargo, el ISW advierte de que la guerra de posiciones que se libra en Ucrania no está en un punto muerto, porque el actual equilibrio podría inclinarse a un lado u otro debido decisiones tomadas por Occidente.

El pasado martes, un intervención ante altos mandos militares, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, aseguró que el Ejército ruso tiene la iniciativa. “Se puede afirmar con seguridad que nuestras tropas tienen la iniciativa. En resumen, hacemos lo que consideramos necesario, hacemos lo que queremos”, señaló el jefe del Kremlin.

El mandatario reafirmó que Rusia cumplirá su objetivos de su campaña militar, que él definió en su momento como la “desnazificación” y desmilitarización” de Ucrania.

Sin frutos

Ucrania choca con la solidez de las defensas rusas. Hasta ahora Ucrania había logrado hacer frente a las fuerzas rusas e incluso recuperar parte importante del territorio ocupado por Rusia en los primeros meses de la guerra, pero la contraofensiva lanzada por Kiev a comienzos de junio pasado no dio los frutos esperados debido a la solidez de las líneas defensivas rusa.

El empantanamiento de la contraofensiva ucraniana coincidió con el bloqueo republicano en Estados Unidos a un paquete de ayuda militar para Kiev por un monto 61.000 millones de dólares, clave para la defensa de Ucrania.

En su último informe, el ISW advirtió de que “el colapso de la ayuda occidental probablemente conduciría al colapso de la capacidad de Ucrania de contener al Ejército ruso”.

La amenaza

Romper las relaciones. Las autoridades rusas no descartaron romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos si finalmente utilizan los fondos que len han sido congelados como parte de las sanciones, para financiar la reconstrucción de Ucrania. “Las relaciones diplomáticas en sí mismas, por supuesto, no son una especie de tótem que deba ser adorado”, dijo el viceministro de Asuntos Exteriores Sergei Riabkov, quien citó como “desencadenante” de una posible ruptura la “confiscación de activos”, o “una escalada militar”.