SI hubo un movimiento social que ejemplifica lo que significó el 68 ese fue el movimiento por los derechos civiles de la población negra de los Estados Unidos. Junto a las campañas contra la guerra de Vietnam, las continuas protestas contra el racismo que se sucedieron en los Estados Unidos fueron el ejemplo en el que se inspiraron los estudiantes que tomaron las calles de todo el mundo, desde París hasta México, en protesta por un mundo mejor.

Pero también el movimiento fue ejemplo de la complejidad de los cambios políticos y sociales de aquella época, propiciando su fractura y mutación en distintas direcciones, dando lugar a movimientos más radicales que el de Luther King desde el punto de vista ideológico, como el Black Power (Poder Negro), heredero de Malcolm X, y del que surgirían los famosos Panteras Negras, otro de los grandes iconos de la cultura americana y del 68.

La historia de la lucha contra el racismo en los Estados Unidos tiene un lejano origen. Pero el pistoletazo de lo que fue el movimiento que culminó en el 68 comenzó el 1 de diciembre de 1955 en un autobús en Montogmery, cuando Rosa Parks se negó a dejar su sitio a un pasajero blanco. La negativa de esta, y su posterior arresto, inició un movimiento de boicot a los autobuses que unió a varios líderes comunitarios en una campaña que sería el germen del posterior movimiento por los derechos civiles.

Uno de los líderes era un joven pastor baptista -Martin Luther King-, que poco a poco se fue convirtiendo en la figura principal del movimiento. Originario del Sur, donde la violencia contra la población negra era habitual, su participación en las protestas acabó en varios arrestos y con el ataque con bombas incendiarias a su casa. El éxito del boicot, que obligó a la Corte Suprema de los Estados Unidos a prohibir la segregación en autobuses, escuelas y restaurantes, propició la fundación de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, movimiento pacifista del que King fue presidente hasta su muerte y que lideró el movimiento por los derechos civiles.

El movimiento, con King como figura principal, abogaba por el cambio de aquellas leyes que perpetuaban la desigualdad de la población negra, clamando por una sociedad en la que todos los miembros fuesen iguales ante la ley, independientemente de su color de piel. Y como método de lucha King propugnaba la manifestación no violenta, inspirado por el modelo que Mahatma Gandhi puso en práctica en India.

Reacción a la no violencia Las continuas campañas y manifestaciones que se dieron en los 50 y 60 encontraron la respuesta violenta de los elementos racistas de la sociedad americana, con detenciones, ataques violentos a las manifestaciones y con asesinatos como los ocurridos en 1964 en Misisipi, episodio en el que tres activistas por los derechos civiles fueron asesinados y sus cuerpos enterrados, como relata la película Arde Missisipi de Alan Parker.

La violencia y el acoso que sufrió el movimiento pusieron en cuestión la estrategia de la no violencia, surgiendo voces que expresaban la necesidad de otros medios para la defensa de los derechos de la población negra. Martin Luther King fue quien mantuvo la necesidad de la no violencia y la unidad dentro del movimiento. Pero su asesinato, el 4 de abril en 1968 en un hotel de Memphis, por un disparo de un supremacista blanco, haría que el movimiento Black Power se convirtiese en una alternativa real al movimiento de King.

Stokely Carmichel, un joven miembro del movimiento, llevaba tiempo poniendo en duda la estrategia de King y comenzó a utilizar a partir de 1966 el término Poder Negro (Black Power), que implicaba la necesidad de una radicalización del movimiento por los derechos civiles, abogando por la organización política de los afroamericanos y por una actividad más autónoma e intensa a la hora de obtener el poder en las instituciones.

El Black Power fue un movimiento amplio que integró todo tipo de organizaciones, desde el nacionalismo negro, que criticaba el multiculturalismo, a versiones más revolucionarias, que adoptaron los postulados de la nueva izquierda revolucionaria que se difundía en los años 60 y que incluso en algunos grupos condujo a optar por la violencia como método de lucha.

De entre los movimientos del Black Power, el más conocido y significativo fue el de los Panteras Negras. Originalmente llamado Partido Pantera Negra para la Autodefensa, fue fundado por los activistas Huey Newton y Bobby Seale en 1966. Adoptaron la imagen de la pantera negra del logo del grupo que creó Stokely Carmichael en Alabama, quien utilizó la pantera en contraste al gallo blanco, símbolo del Partido Demócrata de Misisipi.

Las primeras actividades de los Panteras Negras tuvieron lugar en California, organizando patrullas en los barrios negros que vigilaban a los policías en sus patrullas. Poco a poco fueron llevando a cabo programas de desayuno a los niños desfavorecidos (unos 20.000 en su momento de apogeo), programas de educación y alfabetización y clínicas de rehabilitación y promoción de la salud. La organización fue radicalizándose ideológicamente, como ocurrió en 1968 en muchos movimientos de todo el mundo, optando por el socialismo revolucionario, especialmente por el maoísmo. Figuras como el Che Guevara, Franz Fanon o Ho Chi Minh tuvieron gran influencia ideológica en el movimiento, creándose lazos con los nuevos países referentes del socialismo revolucionario, como Argelia, Cuba o China.

Radicalización Con su radicalización ideológica, el movimiento fue tratando de organizar a la comunidad afroamericana a través del partido, creando movimientos sindicales, comunitarios y de auto organización en los barrios de mayoría negra. Su estética de boinas negras, guantes de cuero negros y chaquetas negras se hicieron mundialmente conocida.

El saludo Black Power, con guante negro y puño al aire, de los atletas Tommie Smith y Jonh Carlos en el podio de los 200 metros en las olimpiadas de México del 68 popularizó el movimiento en todo el mundo.

Los episodios violentos entre los Panteras Negras y la policía fueron continuos desde el inicio. Al igual que en otros movimientos de la época, se produjo un debate sobre el uso de la violencia en la actividad política, lo que condujo al surgimiento de una escisión, que abogó por la lucha armada, el Ejército de Liberación Negro (BLA), que participó en episodios violentos con la policía, lo que tensionó aún más la relación entre el gobierno y el movimiento y alejó a gran parte de la comunidad del partido.

Poco a poco, los Panteras Negras fueron convirtiéndose en el principal enemigo del FBI, agencia que fue infiltrando miembros en la organización y promoviendo las disputas dentro del movimiento. Los episodios de violencia, además, fueron utilizados para la detención y acoso a activistas y simpatizantes, lo que fue haciendo disminuir el apoyo a los Panteras Negras en las distintas comunidades. Junto a ello, el auge del problema de las drogas en los barrios mermó la organización hasta debilitarla completamente, cayendo en una espiral de violencia y autodestrucción.

Disolución En 1982 llegaría la disolución, pero los Panteras Negras seguirían siendo un símbolo en el imaginario político norteamericano. Los historiadores aún no se ponen de acuerdo a la hora de valorar la experiencia de los Panteras Negras. Para algunos, los Panteras Negras supusieron una radicalización ideológica del movimiento de Luther King que terminó en violencia y fracaso, mientras que para otros resultaron ser un episodio clave en la historia de la lucha contra las estructuras racistas de los EE.UU..

En la final de la Superbowl de 2016, Beyoncé cantó con un grupo de bailarinas vestidas como Panteras Negras sembrando la polémica. Se trató de un llamamiento en contra de los episodios de violencia racial que de los últimos años en los EE.UU.

Unos episodios que devolvieron a los norteamericanos fantasmas de un pasado no muy lejano y que demuestran que la lucha por los derechos civiles no logró erradicar completamente el racismo en EE.UU. Una lucha de gran influencia en aquel convulso 68 que fue un fiel reflejo de las tensiones y discrepancias que surgieron en todos los movimientos de protesta en el mundo, entre el pacifismo y las visiones más radicales. Una búsqueda de un mundo mejor que, como nos enseñó el 68, exigió la decisión de elegir entre caminos muy diferentes.