Verónica Panarello tenía un hijo de 8 años de edad llamado Loris y lo asesinó después de que éste le descubriera manteniendo relaciones sexuales con su suegro. Verónica lo estranguló con cables eléctricos y escondió su cuerpo en un barranco en Santa Croce, Sicilia, según recoge mibrujula.com.

Verónica fingió que su hijo había sido secuestrado, diciéndole a la policía que lo había llevado al colegio y cuando fue a buscarlo no estaba. La policía empezó a sospechar de la mujer al comprobar las cámaras de seguridad del colegio y después de verse presionada, acabó confesando el crimen.