En plena Azoka de Durango es buen momento para hacer un receso y acercarse a tomar uno de sus pintxos. Ya sea de tortilla de patatas, de jamón y queso o de espinacas -que son las fijas, si bien de vez en cuando añaden alguna diferente, como la de pimientos con txistorra-, o alguno de sus bocadillitos de pechuga de pollo o tortilla francesa de chorizo, la hamburguesita o un sandwich para reponer fuerzas. En total, una docena de variedades de cocina en miniatura a elegir, entre las que se incluyen las gildas. El fin de semana hay pulpo en raciones, rabas y marisco. Y si se trata del desayuno, a precios especiales se puede optar por bollería o tostadas con jamón serrano o incluso bizcocho artesano en ocasiones.