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Miguel Acera
Ver galería >Doce niños con discapacidad intelectual, acompañados por seis personas voluntarias, subieron a bordo de varias embarcaciones para iniciar una salida en vela que terminó siendo mucho más que una actividad de ocio: fue una experiencia de superación, conexión y auténtica alegría.
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Doce niños con discapacidad intelectual, acompañados por seis personas voluntarias, subieron a bordo de varias embarcaciones para iniciar una salida en vela que terminó siendo mucho más que una actividad de ocio: fue una experiencia de superación, conexión y auténtica alegría.
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Doce niños con discapacidad intelectual, acompañados por seis personas voluntarias, subieron a bordo de varias embarcaciones para iniciar una salida en vela que terminó siendo mucho más que una actividad de ocio: fue una experiencia de superación, conexión y auténtica alegría.
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