El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
Amaia Martínez, Juan Carlos Sánchez, Carlos Royuela y Ramón Blanco, ‘embajadores’ de la Fundación Antonio Menchaca.
Oskar González
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
Sor Begoña Agirrezabal y Cristina Gorostiza, de la Asociación Luisa de Marillac.
Oskar González
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
Rosa Ugarte y Marisol Villalabeitia, de Hazbide; Jaime Bernar y Paula Martínez, de Zabalketa.
Oskar González
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
Ricardo Aristegi, el Padre Martín Baraiazarra, Nerea Loizaga y Ain-tzane Monteverde.
Oskar González
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
Egoi Azkarraga y Leire Puente, de 3DLAN; Arantza Sáenz de Ugarte y Susana Fernández, de Bidesari.
Oskar González
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.
El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo.