El Gobierno vasco ha asumido que tendrá que realizar todo un ejercicio de malabarismo contable para aprovechar al máximo los fondos europeos de reactivación. El reparto regional de los fondos con criterios de cohesión penaliza a Euskadi, que solo aspira a recibir en torno a 1.000 millones de euros de los 35.000 millones que se reparten entre las comunidades, lo que apenas supone un 2,8% del total. Las opciones son más altas en la mitad restante del pastel, otros 35.000 millones, que son los fondos que se distribuirán en libre concurrencia en función de la capacidad de transformación económica de los proyectos.

En ese capítulo las expectativas son muy elevadas debido al potencial de Euskadi en las prioridades marcadas por Europa: transición ecológica, digitalización o impulso de la biosalud, entre otras cuestiones. El Gobierno vasco no quiere ponerse límites de captación de dinero en esa segunda vía de recepción de los fondos Next y no descarta incluso disponer de más recursos de los que le corresponderían por su peso en la economía española.

"Ahí tenemos más margen que en la vía regional porque somos muy potentes en esas materias y tanto las administraciones como las empresas vamos a presentar todos los proyectos que podemos para optar al máximo dinero posible", explicaron ayer miércoles a DEIA fuentes del Departamento de Economía y Hacienda después de una comparecencia del consejero Pedro Azpiazu en el Parlamento sobre esta cuestión.

El Gobierno vasco recibirá 595 millones de euros entre 2021 y 2023 a través de los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR). Se trata de una estimación provisional, porque el reparto de los recursos sigue sin concretarse. El programa tiene carácter plurianual y seguirá inyectando dinero a las iniciativas que se pongan en marcha el próximo año. Azpiazu afirmó por ello que a la estimación inicial podrían añadirse otros 400 millones adicionales. En números redondos se rozarían los 1.000 millones por el canal regional.

A esa cifra habría que añadir los cerca de 650 millones que aspiran a captarlos tres proyectos presentados para la tercera vía, el plan que impulsa proyectos estratégico regionales que el Ministerio ha puesto en marcha y que no es tan ambicioso como planteaba Euskadi. En ese apartado, el Gobierno vasco ha presentado una iniciativa sobre movilidad y coche eléctrico, otra línea de trabajo ligada a la digitalización industrial y una última que apuesta por convertir a Euskadi en una referencia en las terapias avanzadas de salud.

Son, recordó ayer Azpiazu, actuaciones alineadas con la "triple transición" recogida en el programa de gobierno, con las tres áreas de especialización de la Estrategia RIS3 impulsada por las autoridades europeas en el marco de los fondos estructurales, y con un "marcado carácter transformador".

Por ello, a juicio del Ejecutivo, tienen muchas posibilidades de ser incluidas en el canal regional, cuya puesta en marcha no tiene plazo. El resto del programa se está dilatando más de lo deseable.

De momento, el consejero explicó ayer miércoles que de los 35.000 millones de euros que serán transferidos a las comunidades autónomas, hasta la fecha se han distribuido 14.733 millones. Euskadi recibirá 595 millones de euros, de los que 359 millones se aportarán en 2021, 111 millones en 2022 y 71 millones en 2023.

La distribución anual de los 54 millones de euros restantes se desconoce, si bien el reparto comenzará en 2022. Estos fondos se destinarán al impulso competencias digitales de la ciudadanía (seis millones de euros) y a la construcción de viviendas en alquiler social en edificios energéticamente eficientes (48 millones de euros).

Con respecto a la parte que gestionan directamente los diferentes ministerios del Gobierno de España, los restantes 35.000 millones de euros, se han realizado hasta la fecha 48 convocatorias, lo que supone ayudas cercanas a los 4.530 millones. De esta cuantía, solo se conocen dos asignaciones para Euskadi: 3,3 millones para el Consorcio ESS Bilbao (para la contribución en especie a la fuente europea de neutrones de espalación en Lund, en Suecia), y 600.000 euros al Festival Cine Donosti.