El descenso de la natalidad, el progresivo envejecimiento de la población, con cada vez mayor esperanza de vida, y unos salarios estancados, no ayudan a la sostenibilidad de las pensiones a futuro en el País Vasco, máximo si se tiene en cuenta que en la Comunidad Autónoma Vasca, a finales del primer semestre del presente 2021, contaba con 951.596 trabajadores cotizantes a la Seguridad Social ocupados y 513.080 personas acogidas a una pensión. Ello significa que solo hay 1,8 trabajadores por cada pensionista, un ratio que está por debajo de la media española del 2,16, según datos de la Seguridad Social. En el caso de Nafarroa, la situación es mejor pues el ratio es de 2,25 con 288.025 trabajadores y 128.099 pensionistas.

¿Y por qué puede ser esto un problema? Pues porque el primer pilar de la previsión social en el Estado español, es decir, el sistema público de pensiones, se basa en un sistema de reparto. Y en el sistema de reparto, simplificando, las cotizaciones de los trabajadores en activo son las que financian las pensiones existentes en ese momento. Este principio también es conocido como de solidaridad intergeneracional, ya que la generación cotizante financia la pensión de la generación jubilada, y a su vez la primera será financiada por la generación siguiente.

Por tanto, las cotizaciones recaudadas de los trabajadores en activo no se acumulan en un fondo privado para la percepción de futuros pagos a los mismos, sino que son empleadas en financiar las pensiones del momento. No obstante, sí generan derechos futuros para los trabajadores que contribuyen, en forma de cotizaciones que darán acceso a una futura pensión que será financiada por los trabajadores en activo de ese momento.

En concreto, en el País Vasco los citados 951.596 trabajadores en activos, con un salario medio de 2.259 euros mensuales, según el INE, tendrían que sostener a los 513.080 pensionistas vascos que perciben una pensión media de unos 1.282 euros mensuales. Y de seguir aumentando el número de pensionistas como así va a ser en los próximos años de la mano de la jubilación de la generación del baby boom, los nacidos en los años sesenta del siglo pasado, si no se aumentan el ratio de trabajadores por jubilado o los salarios de citados trabajadores no es sencillo mantener la sostenibilidad del sistema público de pensiones tal y como hoy en día está definido.

Si se analiza el número de trabajadores por pensionista en los territorios de Euskadi se constata que solo Araba se mantiene en la senda aceptable, al menos 2 a 1, con 2,1 cotizantes por pensionista , mientras que en Gipuzkoa es de 1,8 y en Bizkaia, el territorio con peor evolución, es de 1,7 trabajadores activos por cada un pensionista.

En el conjunto del Estado español la situación no es mucho mejor, con 2 trabajadores por cada pensionista, una tasa de dependencia que tenderá a reducirse en las próximas décadas y que en la actualidad muestra ya diferencias territoriales que fluctúan desde los casi 3 ocupados por pensionista de las Islas Baleares a la tremenda situación de Asturias o Galicia, con tasas de 1 trabajador por cada pensionista en Ourense.

Según los datos de la Seguridad Social que maneja Efe, al cierre de junio en el Estado español había 19,3 millones de cotizantes ocupados y 8,9 millones de pensionistas, lo que sitúa la ratio de dependencia cerca del 2,2.

La partida de las pensiones ya es la mayor de los Presupuestos Generales del Estado. No hay que olvidar que en junio, el dinero destinado a abonar las pensiones se elevó a la cifra récord de nada menos que 10.180 millones de euros, tras crecer un 3,2%. Los citados más de 10.000 millones de euros en un solo mes no tienen parangón en ninguna otra partida presupuestaria.

En referencia la tasa española de 2,2 cotizantes por cada pensionista, la realidad es que apenas ha oscilado una centésima en la última década, pero de cara al futuro se reducirá considerablemente, una vez comience a jubilarse la generación del baby boom dejando la tasa cerca de la paridad uno a uno.

Este porcentaje futuro de un trabajador por un pensionista es lo que está motivando al Gobierno español a reformar el sistema de pensiones para hacerlo sostenible a futuro pero el elevado peso electoral del colectivo hace que no se adopten las medidas oportunas pensando en el medio y largo plazo, medidas que pueden no ser muy populares, pues no hay que olvidar que, según las proyecciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), la jubilación de la generación actual elevará el número de pensionistas a cerca de los 15 millones de personas en 2048.

Con este escenario cierto a futuro, la solución para cuadrar las cuentas, si no se quiere recortar pensiones, pasa por aumentar el número de personas con trabajo e incrementar la productividad de la economía vasca y española para lograr salarios más altos, algo complicado con un sistema económico basado en los servicios low cost como el turismo español, mientras se arrincona la industria, las finanzas y la innovación.

El Banco de España estima que en el horizonte del año 2050 habrá en el conjunto del Estado español 1,5 personas en edad de trabajar por cada pensionista, frente a las 3 que había en 2007, antes de la crisis financiera e inmobiliaria, una situación en la que será determinante la cada vez más alta esperanza de vida y la más baja tasa de natalidad.