Dos naves sin cartel alguno ubicadas en la última calle de un polígono industrial de la Comarca de Pamplona conforman desde hace casi dos años la principal base de operaciones de Amazon en Navarra. El gigante tecnológico de Seattle que apenas paga impuestos en la Comunidad Foral, gestiona a través de estos dos recintos, situados en el polígono de Noáin-Esquíroz (Galar), miles de envíos diarios procedentes en su mayor parte de los centros logísticos de Bilbao, Barcelona y Madrid.

La presencia de Amazon no es directa, no hay personal suyo en dos naves que bullen de actividad desde primera hora de la mañana y que no descansan ni siquiera los fines de semana. Es Areatrans, una compañía con sede en Madrid y cuya página web apenas ofrece pistas de su actividad, la firma que coordina los envíos, que se suceden sin descanso durante toda la mañana. El nombre de esta empresa, o de su filial AT Operalia, tampoco figura encima de las puertas de la naves o en ningún rótulo identificativo en las fachadas. Solo aparece en las chaquetas de algunos de los trabajadores que gestionan el constante tráfico de vehículos de transporte.

Se trata por tanto de lo que Amazon denomina como almacén de envío final, el último eslabón de una cadena logística perfectamente engrasada y que permite, por ejemplo, que un libro solicitado a media tarde desde Pamplona llegue a su destino a la mañana del día siguiente. O que unos cordones técnicos de bota de montaña ubicados en un almacén de Reino Unido lleguen por ejemplo hasta Zizur en apenas 72 horas. Desde el almacén, las cajas son son asignadas en grupos a las furgonetas de reparto, que tienen adjudicada una hora de entrada a la nave y que, desde ella, inician el reparto de los paquetes.

"Los camiones vienen en oleadas y también las furgonetas de reparto, muchas de ellas de flota de alquiler", explica durante la hora del bocadillo el trabajador de una empresa cercana. Frente a ellos, decenas de furgonetas blancas, sin más rotulo algunas que el de la empresa de alquiler Hertz, esperan su turno para cargar. "No paran ni los fines de semana", continúa. "Estos van a terminar con todo", añade otro compañero, en referencia al impacto de Amazon en comercio cercano.

La actividad ha sido especialmente intensa durante esta última semana, coincidiendo con el Black Friday (Viernes negro en inglés), un periodo de ofertas no siempre reales que se ha convertido en una de las citas anuales del consumo y del que Amazon participa con especial intensidad. Randstad calculaba ayer que esta cita comercial, a la que se suma también el pequeño comercio, generará en Navarra unos 340 puestos de trabajo, un 7,8% menos que el año pasado. La caída es general en todas las comunidades, con un descenso del 5,4%, y la generación de empleo corresponde en un 63% al sector logístico, frente al 54,2% del año pasado, lo que ofrece una idea del peso creciente del comercio electrónico, que en Navarra mueve en torno a 600 millones de euros al año.

Los repartidores, sin embargo, alertan de que este año se ha producido un descenso respecto al año pasado. "Nos han dicho que esperaban unos 40.000 paquetes desde Bilbao y que solo han llegado 27.000", explicaba uno de los trabajadores de Areatrans, una firma que, hace cinco años apenas contaba con 40 trabajadores en plantilla, según los datos del Registro Mercantil. A finales de 2019 llegaba a 346 trabajadores. Alrededor de un centenar se encuentran en Navarra.

El caso de Areatrans, con sede en una calle del barrio de Vallecas madrileño, es solo un ejemplo del crecimiento intenso que registra la actividad de la paquetería. Según los datos de la Seguridad Social, cerca de 1.500 personas, trabajan en Navarra como asalariados en empresas de actividades postales y de correos. Un aumento del 40% respecto a 2017 y al que se une el destacado crecimiento también de los autónomos que, conduciendo su propio vehículo, participan también en labores de reparto cobrando una cantidad por cada envío.

Amazon disfruta de una posición de dominio en un sector que, pese a representar todavía en torno al 10-12% de las compras minoristas, se va encontrando con algunas resistencias institucionales, que lo ven como una amenaza para el comercio tradicional. La alcaldesa de París fue la más clara hace unas semanas. "Les digo esto a los parisinos: no compren en Amazon porque es la muerte de nuestras librerías". A ella se sumó también Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, quien reclamó quea los ciudadanos que apuesten por el comercio de proximidad en las compras navideñas y a quien la multinacional presidida por Jeff Bezos respondió diciendo que 2.000 pymes catalanas venden en su plataforma digital.

En el fondo de este debate se encuentra la disputa sobre la fiscalidad de las grandes compañías tecnológicas, que apenas pagan impuestos en la mayor parte de los territorios en los que se produce la compra. Es decir, allí donde el ciudadano efectúa el click de compra.

Por supuesto, Amazon es una de las más relevantes en este sentido y, pese a gestionar miles de envíos todos los días, apenas tributa en la Comunidad Foral. La empresa no cuenta, por supuesto, con ninguna sociedad radicada en la Comunidad Foral, pero sí con cuatro compañía asentadas en Madrid. Amazon Spain Fullfillment en la que registra una mayor cifra de facturación, en torno a 331 millones de euros, unas cifra que apenas representa el 0,8% del comercio electrónico total que se produce en España. En total, Amazon pagó en toda España 3,6 millones de euros en concepto de Impuesto de Sociedades por esta compañía. Si Navarra ingresara según la cifra relativa de negocios, apenas llegaría a los 50.000 euros.