El brutal parón de la movilidad aérea por las restricciones a la movilidad decretadas y el miedo al contagio del covid está teniendo un importante efecto negativo en la industria aeronáutica con una caída de la demanda de aviones sin precedentes. Ello está obligando a las empresas vascas del sector a adoptar medidas duras de ajuste de costes para sobrevivir, y la última que ha puesto sobre la mesa la realización de un ERE ha sido Aernnova, que cuenta con su más importante factoría en Berantevilla (Araba).

La compañía vasca fabricante de estructuras Aernnova, siguiendo el proceso iniciado por otras firmas del sector como ITP Aero o Alciturri, contempla un ajuste laboral en su plantilla. La empresa prevé realizar un proceso de despido colectivo, mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a un número de trabajadores todavía no definido.

Este es el mensaje que ha transmitido la dirección de la compañía alavesa al comité de empresa al que ha emplazado a una reunión para iniciar el proceso de negociaciones en un plazo de una semana.

La fuerte caída de la actividad en el sector, ya adelantada días pasadas en la asamblea anual del clúster aeronáutico vasco Hegan, obliga a Aernnova Aeroestructuras Alava a recortar su actividad productiva y a redimensionar a la baja su plantilla.

Como se recordará, el pasado mes de julio el grupo aeronáutico anunció que se producirían unos 950 despidos en las diferentes factorías del grupo en el mundo, de los que unos 650 se materializarían en las plantas del Estado español. Aernnova tiene plantas en varios países como EE.UU., México, Brasil, Rumanía e Inglaterra.

Representantes sindicales vascos adelantaron su temor a que una parte sustancial del ajuste se centrara en Berantevilla, que cuenta con unos 400 trabajadores, y unos costes más elevados que otras del grupo en España.

Fuentes de Aernnova señalan que las medidas adoptadas en un primer momento de la pandemia y vigentes hasta ahora, como los ERTE acordados hasta final de año han sido útiles para proteger de forma temporal el fuerte impacto inicial de la brusca caída de la demanda de aviones y proteger el empleo en el corto plazo, pero financieramente no son sostenibles a largo plazo. Por ello, la empresa se ve obligada a tomar decisiones duras y difíciles de ajuste de plantilla, tras negociar con los trabajadores, con el objetivo de «luchar por la sostenibilidad futura de la empresa».

Pese a la realidad de los números y a que todo el sector aeronáutico señala que la crisis va a durar, al menos, 4 o 5 años, los sindicatos ELA y LAB insisten que la situación es puramente coyuntural y rechazan el ERE.

Un 40% menos de demanda Aernnova tiene que afrontar una caída de producción de sus clientes, los fabricantes de aviones, de entre el 40 y el 60%, en un año que el tráfico aéreo caerá un 56%. Y lo tiene que hacer intentando mantener su liquidez cuando la agencia de calificación crediticia Fitch ha rebajado un escalón la nota de la empresa de B+ a B y mantiene su perspectiva en negativa.

La agencia de calificación de riesgos crediticios señaló que la rebaja se debe al repunte más lento de lo esperado de las operaciones de Aernnova, debido a la lenta recuperación de la producción y de las entregas de aviones de pasajeros, lo que confirma el pronóstico de Fitch de una recuperación más lenta del tráfico aéreo mundial a niveles anteriores a la pandemia.

Fitch considera poco probable que la producción de aviones vuelva a los niveles prepandémicos antes de 2025-2026, lo que afectará sustancialmente al perfil financiero de proveedores aeronáuticos como Aernnova.