LOS planes de pensiones son el pasaporte a esa jubilación siempre soñada, con solvencia económica, sin aprietos y disfrutando de calidad de vida tras finalizar la etapa laboral. Constituyen un vehículo de ahorro-inversión con interesantes beneficios fiscales que permite planificar el futuro ahorrando e invirtiendo a largo plazo de manera cómoda y a partir de cantidades asequibles. Así, son una opción pensada para preparar ese retiro y aumentar el poder adquisitivo el día de mañana.

En Euskadi, las EPSV (Entidades de Previsión Social), dirigidas exclusivamente a residentes fiscales en esta comunidad autónoma, comparten muchas similitudes con los planes de pensiones, bajo la supervisión del Gobierno vasco. Estas incorporan diferentes planes de previsión social en función de las distintas combinaciones de riesgo y rentabilidad que ofrecen a sus socios.

Los planes de pensiones permiten una reducción directa de la base imponible del IRPF, por lo que antes de finalizar el año conviene haber realizado las aportaciones más apropiadas en cada caso, que las propias entidades bancarias ayudan a calcular, de modo que el titular del plan vea reducida su carga tributaria en su próxima declaración de la renta, al generar una base liquidable menor. No hay, por tanto, tiempo que perder.

Si bien un partícipe puede tener varios planes de pensiones, el límite de aportación es único para todos ellos. En Euskadi, la aportación anual máxima es de 5.000 euros anuales. Un tope que se aplica de manera conjunta tanto a las aportaciones a los planes de pensiones de empleo como a las aportaciones del partícipe a título individual.

Con los planes de pensiones quedan cubiertas las contingencias de jubilación, incapacidad laboral, gran dependencia y fallecimiento. Además, ofrecen la opción de rescate parcial o total en los supuestos excepcionales de liquidez de enfermedad grave, desempleo de larga duración, así como el nuevo supuesto de liquidez de disposición anticipada de aquellas participaciones con al menos 10 años de antigüedad a partir de 2025.

Una vez llegado el momento, el ahorrador puede elegir cuándo rescatar su plan de pensiones y la forma en la que quiere cobrar los ahorros de toda su vida. Puede recuperarlo en forma de capital, cobrando el plan de pensiones todo de golpe; de renta mensual, trimestral, semestral? según la periodicidad y cantidad deseada; de forma mixta, que mezcla las dos anteriores; o como renta vitalicia. Esta última es la opción para quienes no quieren sobresaltos. En lugar de ir cobrando el plan hasta que se agote el dinero, se llega a un acuerdo con la entidad para que haga cálculos y estire ese capital.

En todos los casos, salvo en el último, el dinero pasará a integrarse dentro de las rentas del trabajo y no del ahorro, incrementando la Base Imponible General del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Y ahí es donde radica la clave en materia fiscal del rescate de los planes de pensiones. En definitiva, los impuestos del plan de pensiones dependerán de la forma de rescate elegida.

Los planes de pensiones cuentan, por tanto, con ventajas fiscales que compensan, en cierto modo, la falta de liquidez.

Revisión A escasos días para que finalice el año fiscal, aún cabe revisar, y si es posible, incrementar el volumen de aportaciones que podrán ser deducibles en la declaración de la renta del próximo año 2020. Ello revierte, según cálculos de los técnicos de Hacienda, en un ahorro en impuesto, concretamente a través del IRPF, que alcanza de media los 2.000 euros anuales.

En la actualidad, las propias entidades financieras ofrecen simuladores virtuales con los que descubrir cuánto se debe aportar mensualmente en cada caso para alcanzar los ingresos deseados en la jubilación. Basta con responder a unas sencillas preguntas para tener un cálculo estimado que ayudará a planificar el ahorro. Es el caso de BBVA o Kutxabank, por ejemplo. "Nuestros clientes utilizan durante todo el año un simulador que les permite analizar sus ingresos y disponer de informes personalizados con una planificación de las aportaciones periódicas, con el fin de facilitar la inversión y la generación de ahorro", informan desde la entidad.

La inversión en el plan de pensiones puede modularse en función de la edad del titular. Así, si se contrata desde la juventud se podrá asumir mayor riesgo para contener este y optar por un perfil más conservador a medida que se acerque la edad de jubilación. De hecho, el perfil de riesgo elegido para la inversión en el plan puede cambiarse sin problema a voluntad.

Complementar la pensión pública Con todo, el plan de pensiones viene a ser una especie de hucha que pone a trabajar los ahorros que se van depositando. Ayuda a mantener el poder adquisitivo de los mismos y a generar una rentabilidad para, cuando llegue la jubilación, poder complementar y reforzar la pensión pública que corresponda.

En este sentido, en Euskadi, la VII Encuesta del Instituto BBVA de Pensiones ha puesto de manifiesto que prácticamente la mitad (49%) de los miembros de la generación del baby boom, nacidos entre 1957 y 1977, no cree que sus ingresos le permitirán vivir sin aprietos durante la vejez. De ahí que hasta un 77% de los entrevistados considera que tiene sentido ahorrar para la vejez.

Por otro lado, del citado informe, realizado entre el 10 de septiembre y el 6 de octubre de 2019 entre una muestra de 4.019 entrevistas en todo el Estado, se desprende que solo una cuarta parte de los baby boomer vascos (24%) tiene una idea aproximada de lo que cobrará de pensión cuando se jubile. De ellos, uno de cada tres (el 32%) se ha informado a través de consultas a la Seguridad Social y poco más de la mitad (51%) ha realizado cálculos propios.

La citada encuesta refleja una notable falta de confianza en la capacidad del sistema de la Seguridad Social de proveer pensiones suficientes (o adecuadas). En concreto, un 40% de los encuestados activos contesta negativamente.

En cualquier caso, el 85% de todos los encuestados que confían en que el sistema de la Seguridad Social les ofrecerá pensiones vitalicias piensa que esas pensiones alcanzarán para cubrir gastos de alimentación y vivienda, mientras que el 48% cree que les permitirá cubrir gastos de ocio, el 46% de cuidado personal doméstico y el 38% de residencia en caso de necesidad.

En cuanto a la cuantía de la pensión, una amplia mayoría del 61% de los encuestados por el Instituto BBVA de Pensiones afirma que el total de la pensión que cobrará a lo largo de su vida de jubilado será menor a todo lo cotizado durante su etapa laboral.

De acuerdo con el informe, desde BBVA consideran que "esta percepción puede tener que ver con su confianza moderada en que el sistema de la Seguridad Social sea capaz de pagar pensiones adecuadas hasta el final de sus días, pero también puede obedecer al desconocimiento sobre la relación actual entre cotizaciones realizadas y pensiones percibidas". A este respecto, Luis Vadillo, director del Instituto BBVA de Pensiones, explica que "tres años de cotización financian hoy día algo menos de un año de pensión. Por tanto, una carrera laboral de 40 años financia menos de 12 años de pensión. El aumento de la esperanza de vida genera un desequilibrio en el sistema, porque para una carrera completa de 40 años, toda pensión recibida a partir de poco antes de los 12 años de jubilación supone un exceso de prestación sobre lo cotizado durante la etapa en activo."

En este escenario cobran interés los planes de pensiones, al concebirlos como un respaldo y un complemento de la pensión de jubilación en el futuro que ayudará a lograr ese retiro añorado.