BILBAO - La economía vasca seguirá creciendo en torno al 2% este año y el siguiente lo que ayudará a cerrar el presente 2019 con un superávit presupuestario del 0,2% del PIB pero incluso en medio de esta trayectoria positiva no se contempla una reducción de los impuestos. “Cualquier llamada a una reducción de la presión fiscal está fuera de la realidad”, afirmó rotundo el consejero de Hacienda y Economía del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, con motivo de la presentación del Informe Anual 2018 del Departamento.

En todo caso, el consejero vasco no olvidó que el próximo 2020 es año electoral en la CAV y dejó abierta una pequeña puerta a un retoque impositivo pues afirmó que mantener la presión fiscal “no quiere decir que no se pueda rebajar cierto tipo de impuestos”.

Y la razón de la necesidad de mantener la presión fiscal no es otra que asegurar los ingresos fiscales para hacer frente a las partidas de gasto público que no cesan de crecer. Azpiazu recordó que este ejercicio el presupuesto ha tenido que afrontar incrementos salariales del 4,9% de los trabajadores de la administración, aumentos del 3,5% en las partidas de la RGI, la renta de garantía de ingresos, o del 4,5% de los pensionistas.

El consejero de Hacienda recordó que la presión fiscal por las principales figuras impositivas se mantuvo en el pasado 2018 en el mismo nivel del 19,6% de 2017 y resaltó que en ese ejercicio es cuando se produjo un incremento del 1,4% del PIB en su mayor parte por el efecto de los acuerdos del cupo en la recaudación recurrente en concepto de IVA que aportaron 1,2 puntos.

Azpiazu indicó que, aunque su impacto en el presupuesto vasco se materializó en gran medida en 2018, ha sido absorbido en el presente año “con un presupuesto con importantes mejoras”.

El consejero vasco confirmó que pese a la ralentización económica general, -recuérdese que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha bajado esta semana las previsiones mundiales de crecimiento del PIB al 3,2%- la economía vasca marcha positivamente. De hecho, manifestó que la evolución prevista en la CAV es consistente con una economía cuyo crecimiento real “se acerca a su potencial” que se sitúa ahora en el 2%.

Pese a este incremento del Producto Interior Bruto (PIB) de la CAV, Azpiazu reiteró su postura en relación a los impuestos, contestando de forma indirecta a la petición del PP de implantar una rebaja fiscal para apoyar los presupuestos vascos. Según el consejero de Hacienda, “después de la crisis, teniendo en cuenta el actual nivel de la presión fiscal y que la economía está creciendo en torno al 2% que son niveles relativamente inferiores a los crecimientos de años atrás, si pretendemos recuperar los salarios públicos y los niveles de innovación y de inversión perdidos en los años de la crisis, en este momento plantear una rebaja de la presión fiscal que lo que quiere decir es bajar la recaudación en relación al PIB de una manera sustancial esto, políticamente, es muy poco defendible”, afirmó Pedro Azpiazu

El representante del Gobierno vasco pasó revista a la coyuntura económica y señaló que “el crecimiento del empleo y de la productividad son menores en consonancia con lo que avanza el PIB y la evolución de la recaudación también se ha moderado”, si bien la CAV cuenta “con un modelo sólido de crecimiento”.

En relación al mercado laboral, los representantes del Departamento de Hacienda señalaron que el empleo creció el año pasado en Euskadi ya que se elevó la tasa de la población activa un 0,7% -tras tres años seguidos a la baja- y la tasa de actividad se situó en el 56,6%, al tiempo que se redujo el desempleo hasta situarse en torno al 10%.

El informe del Departamento de Hacienda y Economía del Gobierno vasco destacó el incremento del 3,6% de la ocupación en el sector de la construcción, que ha sido el último en recuperarse tras la crisis de 2008, y por detrás, el 2,1% de los servicios y el 1,7% de la industria.

Entre los aspectos negativos están el mantenimiento de elevadas tasas de desempleo entre los jóvenes y la temporalidad, “que no deja de crecer”, afectando sobre todo a los colectivos de jóvenes y las mujeres.

Además, el año pasado aumentó la renta por habitante hasta los 35.130 euros, muy cerca de los 35.375 euros de la Unión Europea.